Un paseo por la historia de Sant Feliu Sasserra
El pueblo de Sant Feliu Sasserra está lleno de lugares cargados de historia. Una historia que hoy todavía se conserva y de la que podemos disfrutar a través de un itinerario de 30 puntos de interés donde encontraremos un pequeño atril que identifica, y que incluye un código QR, que nos permitirá obtener más información de cada lugar.
Os presentamos a continuación algunos de los puntos más relevantes de este itinerario.
Un pueblo dominado por castillos
El pueblo nació alrededor de la iglesia de Sant Feliu, de la que se tiene la primera noticia a finales del siglo X. Poco a poco, las casas se fueron distribuyendo en el entorno del camino real que iba de Barcelona a Francia, conocido también como el camino de Manresa a Ripoll, dando lugar a la actual configuración del pueblo.
Hasta el siglo XI Sant Feliu dependió del castillo de Oristà y, a partir de entonces, pasó a depender de los castillos de Tornamira y de Lluçà. Según J. Torres, J. Planas y J. Serra, la riera de Relat servía de frontera entre los dominios de los Tornamira, en la parte izquierda, donde hoy está situado el pueblo, y los de los Lluçà, en la parte derecha.
Calle Mayor
El núcleo primitivo del pueblo se formó alrededor de la iglesia de Sant Feliu, documentada ya en 946. Este fue creciendo poco a poco, pero en la segunda mitad del siglo XVI, gracias a la expansión de la industria textil tradicional y del comercio, la villa de Sant Feliu Sasserra disfrutó de un aumento demográfico considerable.
Este hecho queda demostrado con las relaciones de fuegos hechas en los años 1553 y 1595 donde se pasa de 57 a 105 fuegos. A principios del siglo XVII, Sant Feliu era la principal población del Lluçanès y la única de la zona con título de ciudad, lo que le permitió convertirse en capital de la subveguería del Lluçanès.
En esta época, aquí en la calle Mayor estaba el núcleo urbano principal. Durante el siglo XVII, el núcleo continuó creciendo con casas circundantes. A finales de siglo, en 1686, el censo eclesiástico atribuía a Sant Feliu Sasserra 118 casas juntas y 12 masías, que suponían una población cercana a los 700 habitantes. A principios del siglo XVIII y en el marco de la Guerra de Sucesión, el pueblo fue quemado por las tropas filipistes.
Sin embargo, la ciudad se recuperó económicamente gracias a la manufactura textil lanera. Este sector continuó progresando hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando la llegada de la mecanización hizo decaer la producción artesanal. Paralelamente a la evolución del sector textil, la zona rural del municipio vivió un periodo de esplendor a raíz de la producción y la comercialización del vino, sobre todo durante los siglos XVII, XVIII y XIX hasta la llegada de la filoxera. Así lo demuestran los bancales y las tinas de la mayoría de masías y casas del municipio.
Ermita de Santa Magdalena
La ermita de Santa Magdalena es un edificio de una sola nave decorada con una serie de columnas y cornisas de yeso. La cubierta está coronada por un campanario de espadaña de época posterior. En el dintel de la fachada se encuentra la fecha de 1762 inscrita dentro de un sello. Coronando la puerta se ubica un frontón con una cruz latina en el centro. Por encima de la puerta principal se abre un ojo de buey circular.
El nombre viene dado por la existencia de la capilla de Santa Magdalena, documentada desde 1288, aunque la actual edificación no conserva ningún resto de época medieval. El edificio conservado actualmente es de estilo neoclásico y fue construido bajo la nueva advocación a San Salvador de Horta en 1762, según muestra la fecha del dintel.
La Farinera
La Farinera (harinera) está formada por dos cuerpos adosados de diferente altura, con tejados de doble vertiente y aguas en la fachada principal. Las paredes de carga son hechas de mampostería de piedra, trabajada en la fachada, y mortero, con reformas y ampliaciones hechas con ladrillo y cemento.
Uno de los elementos más destacables del edificio es la puerta de servicio, situada en la parte opuesta de la puerta principal, en la plaza de abajo. Se accede a partir de una escala de cuatro escalones de piedra por lado, reforzados por dos pequeños contrafuertes. Su situación elevada estaba hecha expresamente, para estar al mismo nivel de los carros que cargaban la harina. La farinera dio servicio de molienda en el pueblo durante mucho tiempo.
Portal de la iglesia Parroquial
La portada románica de la iglesia parroquial es un portal de arco de medio punto adovelado con dos arquivoltas en degradación que reposan sobre una imposta que se extiende, bajo los arcos, de un extremo al otro de la portada. La imposta a la vez hace de ábaco de la pareja de capiteles de relieve que hay en cada parte, los cuales son sostenidos por columnas.
La arquivolta interna está ornamentada con mimbres entrelazados, mientras que la externa se adornó con hojas que se disponen entre cintas anudadas. Los dos capiteles interiores son esculpidos con escenas históricas con representaciones de dos conjuntos de personajes, ricamente trabajados en la vestimenta, las formas y los detalles. Desgraciadamente, han sido muy maltratados y presentan graves mutilaciones hasta el punto que dificultan la interpretación de las escenas representadas. Probablemente, el capitel interior derecho contiene una representación de la Maiestas Domini flanqueada por dos ángeles turiferarios (que sostienen incensarios). En cuanto al capitel interior izquierdo, su mal estado de conservación no permite hacer una lectura cuidadosa de la representación que contiene.
En cuanto a los dos capiteles exteriores, están decorados con elementos vegetales y animales. Así, el capitel exterior izquierdo presenta tres águilas representadas de pie, en posición frontal, el pecho hinchado, mirando de lado, con las alas extendidas y con las garras cogiendo el collarín. Es un tipo de representación bastante común en el marco del románico en los condados catalanes, como también lo es el tipo de ornamentación vegetal distribuida en dos pisos superpuestos que contiene el capitel exterior derecho. Cada piso tiene un tipo diferente de hojas, todas llenas de nervios.
El Comunidor y el cementerio
Son construcciones que tienen su origen en tiempos muy remotos y están estrechamente ligados a una de las preocupaciones que más afectan y han afectado a las personas a lo largo de la historia: el miedo a los cambios meteorológicos. En una sociedad profundamente cristiana y eminentemente agrícola, cuando aparecía un peligro terrible que bajaba del cielo, al cielo había que implorar.
Es un tipo de construcción que solía formar parte del cuerpo de la iglesia o bien estaba construido de manera exenta, pero poco separada de ésta. Habitualmente tenían forma de torretas o cubiertos y siempre tenían las aberturas a los cuatro vientos. Servían de cobijo para celebrar los rituales de exorcismo de las tormentas cuando los rayos, las granizadas o los chubascos inoportunos podían hacer peligrar las cosechas.
La palabra comunidor significa conjurar el mal tiempo con oraciones o exorcismos. Es por este motivo que este tipo de construcciones se denominan comunidor o conjuradores, pero también reliquers, ya que durante el exorcismo era necesario estar acompañado de reliquias de la Vera Cruz, o también de alguno de los santos abogados contra el mal tiempo y protectores del campesinado, como santa Bárbara, san Marcos o san Abdón y san Senén, por ejemplo.
La liturgia específica asociada a estos espacios era compleja y podía variar según los obispados o parroquias, pero normalmente funcionaba así: si la situación empezaba a ser amenazante, se iniciaba un repique de campanas y, si a pesar de ello, la tormenta no se desvanecía o aumentaba, el sacerdote se vestía solemnemente y empezaba inmediatamente a realizar el ceremonial comunidor con las oraciones y fórmulas de exorcismo y aspersión del agua bendita a través de las cuatro aberturas. Los textos solían ser enfáticos, caracterizados por un tono fuertemente vibrante y enérgico, ya que en aquellos momentos la población, mayoritariamente campesina, sólo podía recurrir al auxilio divino como último y definitivo recurso para salvar las cosechas.
Era tan importante exorcizar las tormentas que en muchas diócesis se prohibía a los sacerdotes que se ausentara de la parroquia desde la fiesta de la Invención de la Santa Cruz -el 3 de mayo-, hasta el día de la Exaltación de la Santa Cruz -el 14 de septiembre-, por si hacía falta conjurar el mal tiempo desde la primavera hasta la vendimia, cuando las cosechas -un bien vital y fundamental para el pueblo- se podían perder. En algunos pueblos de mar también se conjuraba el mal tiempo cuando podía impedir o dificultar la pesca.
Como nota curiosa, 1629 en el cementerio de la iglesia pastaban rebaños y el visitador, al darse cuenta, amenazó con la excomunión, proclamando que "nadie se atrevesca a hacer ni aportar inmundicia alguna dentro el Circo del sementiri de dicha yglesia Atte que el lloch se sagrado y dedicado por el entierro de los fieles difuntos " (“nadie se atreva a hacer ni aportar inmundicia alguna dentro del circuito del cementerio de esta iglesia ya que el lugar es sagrado y dedicado para el entierro de los fieles difuntos”).
Los cementerios
Aunque por lo menos desde el siglo IX ya se encuentran con frecuencia ermitas e iglesias rodeadas de enterramientos, y aunque pueda parecer extraño, aún en plena Edad Media no se había generalizado el entierro de los muertos familiares en los cementerios parroquiales.
Fue por este motivo que se fundamentó la creación de sagreres, alrededor de las iglesias, para que los muertos pudieran reposar en tierra sagrada y que su reposo no fuera molestado. Desarraigar la costumbre de enterrar a los muertos dentro de las casas o en sus inmediaciones, que ya se hacía en los núcleos de población indígena durante los tiempos de la conquista romana, debió resultar difícil para las autoridades eclesiásticas y civiles.
El itinerario por Sant Feliu Sasserra
Como ya hemos comentado el itinerario está formado por 30 puntos de interés identificados con código QR. Para conseguir más información sobre cada uno de ellos, se necesita tener un programa de lectura de códigos QR instalado en el smartphone o tableta.
Una vez abierto el programa lector de códigos QR, tan sólo tendrá que acercar la cámara al código QR y automáticamente se abrirá una página con la información correspondiente al punto de interés donde se encuentre.
Los puntos de interés que forman el itinerario son:
- Antigua subveguería
- Hostal de la Plaza Mayor
- Calle Mayor
- Casa y gozos de San Pedro Almató
- Fuente de la Corda
- Ermita de Santa Magdalena
- Calle de Vilaclara
- Ca l'Arola
- Serrat de les Forques
- Círculo de Hiparc
- Glorieta Vilaclara
- Pedró de San Roque
- Barraca de viña de la llanura de la Aurora
- Cal Boixeres
- Torre Vilaclara
- Calle Paso Nuevo
- La Farinera
- Centro de Interpretación de la Brujería
- Iglesia Parroquial
- Portal de la iglesia Parroquial
- El Comunidor y el cementerio
- Calle de Balmes
- Can Vall
- Capilla Fonda
- Hay Puig
- Hechos de 1714 en Sant Feliu Sasserra
- Feria de las Brujas
- Leyendas de Sant Feliu Sasserra
- Las guerras Carlistas
- Castillo Medieval de Sa Cirera
Podréis encontrar toda la información de este puntos aquí.
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