Las brujas del Lluçanès
Imagen: Helen-Rose Joon
El Lluçanès es una meseta que se sitúa entre el Berguedà y Osona, un territorio donde los bosques de pino conviven con los campos de cereales, los prados y los arroyos sinuosos, un mirador desde donde se pueden observar las comarcas vecinas, un lugar poco poblado, rural, con pequeños pueblos de piedra y masías aisladas. Hasta hace pocos años el Lluçanès era poco accesible, este aislamiento secular lo convirtió en un territorio misterioso, lleno de historias de brujería que se mueven entre la leyenda y la realidad histórica.
Os proponemos una ruta para descubrir una parte del Lluçanès a través de las brujas, su recuerdo aún sigue vivo en estas zonas, y es a través de estos personajes que podremos descubrir, también, el paisaje y la historia de este lugar.
La Brujería en el Lluçanès
Las brujas eran primeramente mujeres que hacían rituales relacionados con la naturaleza y la fertilidad, creadoras de remedios hechos a partir de hierbas y otros elementos naturales. A partir de la Edad Media tribunales eclesiásticos y civiles comienzan a cuestionar estas costumbres, es entonces cuando estas mujeres son perseguidas y pasan de ser curanderas a ser juzgadas como mujeres peligrosas por sus malas prácticas.
El punto álgido de persecución se produce entre el 1616 y el 1622. El Lluçanès es un mosaico lleno de leyendas de brujas sin embargo, aparte de las historias de tradición oral, lo cierto es que se conservan documentos donde se explican los procesos contra varias mujeres de esta zona acusadas de brujería.
La Garganta de las Heures
Para introducirnos en el mundo de la brujería del Lluçanès podemos empezar por la Garganta de las Heures, un antiguo espacio de encuentro de las brujas, para llegar allí deberemos adentrarnos en uno de los pequeños paraísos naturales del Lluçanès, el valle de la riera de Merlès, un curso de agua con un entorno de gran interés paisajístico, lleno de vegetación frondosa que rodea un arroyo con agua abundante, alternando tramos de aguas tranquilas con otros tramos donde el agua fluye a través de saltos o pasillos de piedra.
Las rieras siempre han ido acompañadas de historias relacionadas con seres fantásticos como los duendes, las mujeres de agua y otros personajes de raíz sobrenatural, la Garganta de las Heures es un lugar mencionado en las declaraciones de varias mujeres, procesadas por brujería, como un punto de encuentro para hacer los samaniats, tal como se llamaban en esta zona los akelarres, reuniones donde las brujas hacían varios rituales, lugares como estos, alejados de cualquier núcleo de población, eran los favoritos para hacer sus actividades a escondidas.
Para llegar tendremos que ir hasta la carretera C-62 y desviarnos por el cruce que hay justo al lado del puente que cruza la riera de Merlès, tomar la carretera en dirección contraria a Santa Maria de Merlès. Esta pequeña vía se adentra plenamente en el paisaje del arroyo, entre el kilómetro 6 y 7 encontraremos el desvío de esta garganta que se caracteriza por ser un desfiladero profundo, con paredes y rocas de formas sinuosas resultado de la erosión hecha por el agua, un lugar sombrío y misterioso, con ecos de las antiguas reuniones de brujería y también de otras leyendas como la que explica que una persona quiso comprobar la profundidad de la garganta, para calcularlo cogió una piedra pesada y la ató con una cuerda, entonces una voz surgida desde el fondo le advirtió que por mucha cuerda que soltara nunca encontraría el fondo de la garganta.
La Garganta de las Heures está cruzada por un puente, una vez atravesado podemos dar un paseo por la orilla del arroyo y recorrer una parte del camino paralelo a la riera, paseando por el lado de los prados que hay junto al bosque de ribera.
Este lugar es un ejemplo de los lugares aislados donde se reunían las brujas, pero en el Lluçanès hay otros espacios en plena naturaleza identificados como puntos donde, según la tradición, se celebraban samaniats: las Gargantas de Fumanya, situadas al borde del arroyo del Lluçanès, la fuente del Bou, en el término de Lluçà, o la llanura de las Brujas y la plaza Balladora, en el término de Sant Bartolomeu del Grau.
La Roca de la Bruja Napa
En los alrededores de Prats de Lluçanès encontramos otro de los lugares claves de la brujería en el Lluçanès, se trata del Roc Foradat o de la Bruja Napa, una roca laga con un agujero, prácticamente cuadrado, en el centro. La tradición dice que aquí, en medio del bosque, la bruja Napa preparaba sus brebajes y hacía sus conjuros. Un lugar donde la leyenda se mezcla con la realidad histórica ya que la bruja Napa realmente existió, su nombre real era María Pujol, era temida por sus vecinos y fue acusada de matar a una niña en 1766 ya que se encontraron algunos restos de la criatura en casa de la bruja, una historia macabra que terminó con la Napa colgada en la horca.
Para llegar, hay que tomar el desvío de Prats de Lluçanès desde la C-62, una vez estamos en el desvío hay que coger el primer camino a la derecha y avanzar hasta llegar a la ermita de San Pedro del Grau, desde allí tomamos el camino que hay entre la ermita y la masía de enfrente, en el siguiente cruce giramos a la izquierda, en este tramo, a medio camino, podemos hacer una parada siguiendo la desviación que lleva a la silla de Galzeran, una roca en forma de silla, éste era un antiguo punto estratégico donde se dice que, durante la primera guerra carlista, el general carlista José Galzeran podía observar el movimiento de sus tropas y las del enemigo luchando en el valle de la riera de Merlès.
Una vez volvemos al camino inicial continuamos avanzando 200 metros, entonces giramos a mano derecha haciendo el resto del recorrido a pie, adentrándonos en el bosque, 500 metros más tarde, encontraremos un camino amplio, lo cogemos y al cabo de 200 metros llegaremos a la Roca de la Bruja Napa. Este recorrido está indicado como uno de los tramos del sendero de pequeño recorrido C-44.
Prats de Lluçanès
Tras la visita a la roca de la bruja Napa podemos hacer una visita a Prats de Lluçanès, haciendo un paseo por el pueblo visitando la iglesia de San Vicente, de estilo barroco, la iglesia de la Buena Suerte, alrededor del cual se encuentra el núcleo primitivo de Prats, los antiguos lavaderos públicos o la plaza Vieja, escenario de la Trencadansa, un baile que se ha convertido una de las tradiciones más arraigadas del municipio, bailado el 24 y 25 de junio, durante las fiestas de San Juan y los Elois.
Uno de los lugares más emblemáticos, no sólo de Prats sino también del Lluçanès, es el santuario de Lourdes, situado en las afueras del pueblo. Construido en un lugar elevado, este edificio religioso se reconoce desde distintos lugares de los alrededores, dispone de un mirador privilegiado que permite divisar toda la meseta del Lluçanès.
Sant Feliu Sasserra
Una vez hecha la visita a Prats y su entorno nos dirigimos hacia el sur, en Sant Feliu Sasserra, capital histórica del Lluçanès. En este municipio también encontraremos elementos relacionados con la brujería, si nos dirigimos a la plaza del Obispo Torras y Bages, la plaza de la iglesia, encontraremos el Centro de Interpretación de la Brujería. En este espacio se ponen de relieve las principales costumbre de las brujas, en especial las del Lluçanès, el contexto histórico en que vivieron y se hace un repaso de los hechos más destacados relacionados con la brujería. La exposición cuenta con elementos escenográficos y audiovisuales que hacen la recreación del juicio a una bruja y también de un Samaniat, es decir un akelarre.
Justo delante del centro de interpretación está la iglesia parroquial de Sant Feliu, un edificio del siglo XVI de estilo gótico tardío, un templo que tiene sus orígenes en el siglo X como demuestra la portada románica que hay en un lateral de la iglesia. En una de las paredes exteriores podemos ver señalado el espacio donde se ubicaba el comunidor, un pequeño cubierto, sin paredes, que los curas utilizaban para hacer oraciones y exorcismos en contra de las tormentas y granizadas que podían dañar a los cultivos de la zona. Estos fenómenos meteorológicos a menudo se afirmaba que los provocaban las brujas, el repique de las campanas de las iglesias también eran considerados un antídoto contra estas tormentas ya que se pensaba que el sonido bendito de las campanas era terriblemente malo para las brujas.
La sede del ayuntamiento de Sant Feliu Sasserra es uno de los edificios más destacados del pueblo, lo encontraremos en la plaza Mayor. La construcción, con una fachada renacentista, tiene un significado político ya que, durante el siglo XVII, fue la sede de la antigua subveguería del Lluçanès, el tribunal de esta institución de gobierno fue el responsable de juzgar varias mujeres acusadas de brujería.
Una vez visitado el ayuntamiento, desde la plaza Mayor enlazamos con la calle Mayor, el principal vial del pueblo, vamos siguiendo esta calle hasta las afueras del núcleo urbano, entonces llegaremos a uno de los lugares más simbólicos de la brujería en el Lluçanès: el Serrat de les Forques.
Este pequeño monte en las afueras del pueblo era el lugar donde, durante el siglo XVII, se colgaban las brujas que habían sido condenadas por estas prácticas. Según los documentos históricos, entre 1618 y 1648 fueron procesadas por brujería 23 mujeres, de ellas, al menos 6 fueron ejecutadas. Actualmente en esta sierra ya no encontraremos ninguna horca, sólo se levanta la glorieta Vilaclara, un curioso edificio modernista que se ha convertido en un icono para Sant Feliu Sasserra. Este lugar de recuerdo de las antiguas brujas hoy se ha convertido en un mirador desde donde observar Sant Feliu y el sur del Lluçanès, en días claros también podemos observar los Pirineos y Montserrat.
La Feria de las Brujas
El Serrat de les Forques es uno de los escenarios de la Feria de las Brujas, el principal evento festivo que se celebra en Sant Feliu Sasserra. Cada año, por todos los Santos, el pueblo vuelve al siglo XVII para recordar el mundo misterioso de las brujería y los hechos históricos ocurridos alrededor de las brujas. La feria llena las calles y plazas de puestos con productos artesanales y esotéricos pero, también, de representaciones teatrales que recrean los samaniats, las preocupaciones de los vecinos de aquella época, los juicios por brujería y la condena y ejecución de una bruja. La feria se celebra el 1 de noviembre pero las actividades comienzan el día antes por la noche con la "Fes-ta bruixa", un espectáculo donde se hace la invocación de la fiesta.
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