La ruta de las brujas de Arnes

1. La casa de "Las Brujas de Arnes"

El primer punto de la ruta es la casa donde viven María y la LLuna, las protagonistas de "Las brujas de Arnes". Esta es la casa de la calle Mayor donde las dos mujeres comparten magia, ilusiones y confidencias.

Y así comienza la novela: "Nacía un nuevo día de primavera del 1533 de Nuestro Señor y los primeros rayos de sol comenzaban a elevarse por encima de las rocas de Benet y la sierra de Terranyes, acariciando tímidamente la vertiente este del pueblo de Arnes.

El día despertaba perezosamente y las ventanas de la habitación de María tenían, como siempre, los postigos abiertos de par en par para poder disfrutar desde la cama de la reconfortante compañía del macizo del Puerto de Tortosa y Beseit, que nunca se cansaba de mirar. Y lo que más le gustaba de todo era, sin duda, la salida del sol. Un instante mágico en que el astro rey, demostrando una vez más su generosidad, regaba de vida los rincones más escondidos de esta tierra ".

2. El Castillo de Arnes

En esta plaza estaba la antigua cárcel del pueblo y también la entrada al castillo, que todavía se conserva hoy en día.

Este era uno de los lugares preferidos de Martín, esposo de María y padre de LLuna(protagonistas de Las brujas de Arnes). Sin quererlo, cada vez que se detenía, su mente se aceleraba para imaginar cómo habría sido la vida en estas tierras en tiempos de sus antepasados templarios...

Un fragmento de la novela: "El pueblo de Arnes había sido edificado en la cima de una colina muy cercana al río Algars, en un terreno agreste, abrupto y escarpado que poco a poco, a base de sudor, lágrimas y tenacidad, durante la reconquista, hacía más de cuatro siglos, se fue pacificando. Los antepasados templarios de Martí habían rehabilitado el castillo con el objetivo de utilizar la fortificación como punta de lanza desde donde perseguir los últimos grupos de musulmanes que se habían hecho fuertes en la zona. Pero ahora, ya en época de paz, los hospitalarios, a quien pertenecía el término, habían cedido las tierras del castillo a la alcaldía, quien, a su vez, las había vendido a los vecinos del pueblo para que construyeran sus casas ".

3. El molino del aceite (el taller de Martín)

A pesar de la incipiente bonanza económica que se vivía en la región, la necesidad había obligado a Martín, el padre de LLuna, a hacer un poco de todo. En la forja de su taller, incluso elaboraba pequeñas joyas dignas de reyes. Pero el verdadero tesoro que escondían esas cuatro paredes era un libro maravilloso, el Libro de las Esencias, un compendio de todos los conocimientos mágicos y naturales que, a lo largo de los siglos, ha pasado de generación en generación.

Un fragmento de la novela: "Martín hizo vía hacia el portal del Sastre para salir del pueblo y dirigirse al taller. Con la pequeña forja que tenía, y gracias a la habilidad de sus manos, había conseguido que su trabajo como herrero fuera reconocido en todos los pueblos de los alrededores, desde Horta hasta Beseit. No sólo trabajaba bien, sino que lo hacía rápido, por lo que sus vecinos lo respetaban y le hacían todo tipo de encargos con los que conseguía el dinero necesario para ir tirando: herraduras para los animales, herramientas para el campo, utensilios para casa, e incluso, sobre todo en fechas señaladas, pequeñas joyas que él sabía hacer dignas de los reyes más exigentes ".

4. La plaza del Ayuntamiento

La historia dice que, en el siglo XVI, en Joan Malet, el primer cazador de brujas conocido de la historia de Cataluña, comenzó su macabra carrera en Arnes, acusando a dos mujeres de brujería. Este hecho fue el que inspiró el libro de Las brujas de Arnes. En la novela, esta es la plaza donde los hombres del inquisidor general de Barcelona montaron el escenario donde se tenía que llevar a cabo el juicio contra María y LLuna. Realidad y ficción se dan la mano en un mismo lugar.

Un fragmento de la novela: "Vecinos de Arnes, han sido convocados a este sagrado juicio, en nombre de la Santa Inquisición, que debe dilucidar la culpa o la inocencia de dos mujeres que viven aquí y que han sido claramente identificadas como las causantes de toda la desolación que vive esta región desde el pasado otoño.

Yo mismo he podido comprobar el alcance de su poder, ya que algunos hombres míos han muerto en circunstancias sobrenaturales, atacados por un gran lobo blanco, unos, y calcinados, los otros, por unos rayos que cayeron de repente, respondiendo a la invocación de las dos mujeres. La presencia del Demonio aprecia claramente en estos actos de brutalidad, pero sólo Dios tiene la potestad de declarar la inocencia o la culpabilidad. Y ahora, que vengan las acusadas ".

Fuente: Ayuntamiento de Arnes