Rincones con encanto de Barcelona

La plaza de Catalunya

El mejor punto de partida para iniciar esta ruta es, sin duda, la plaza que está considerada como la más céntrica de Barcelona: la plaza de Catalunya. Esto es así porque desde allí salen algunas de las calles más importantes de la ciudad, como las Ramblas o el Portal del Ángel.

La plaza Catalunya es uno de los lugares preferidos de la ciudad para celebrar acontecimientos significativos, como por ejemplo el fin de año, o para celebrar diferentes actos durante las fiestas de Barcelona ( la Mercè ). En cuanto al día a día es un punto de encuentro y de paso para todos los que viven o visitan la ciudad, ya sean personas o... ¡palomas! Durante el día encontrará centenar de palomas. Si visita Barcelona con niños les encatará.

Un paseo desde las Ramblas hasta el mar

Si se sitúa en el margen derecho de la plaza de Catalunya buscando el mar, se encontrará con el inicio de las Ramblas, un paseo de aproximadamente dos kilómetros que le llevará hasta el puerto antiguo de Barcelona. Considerado uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, cada día (y todas las noches) las recorren miles de peatones de diferentes edades y procedencias, que a su paso se encuentran cafeterías, restaurantes, teatros y todo tipo de comercios.

Además del paseo propiamente dicho, las Ramblas acogen varios lugares de interés entre los que destacan edificios tan importantes como el teatro del Liceo o el Palacio de la Virreina (en la actualidad centro de exposiciones), y qué decir del mercado de La Boqueria, donde podrá encontrar los alimentos más representativos de todo el mundo.

Por si no lo sabéis, las Ramblas se denominan en plural –aunque es un único paseo– porque a lo largo de su recorrido recibe cinco nombres. Así, en la parte más cercana a la plaza Catalunya, se encontrará en la rambla de Canaletes, llamada así por la fuente que le da nombre y de la que si se ve, según explica la leyenda, hace que vuelvas a la ciudad. Esta fuente también es mundialmente conocida por ser el sitio donde los seguidores del Fútbol Club Barcelona celebran sus triunfos.

A continuación estará en el tramo de la rambla dels Estudis, cuyo nombre tiene mucho que ver con la universidad que hasta mediados del siglo XIV se encontraba allí cerca. El siguiente tramo recibe el nombre de la rambla de les Flors, por las paradas de venta que hay en esta zona.

Un poco más adelante está la rambla de los Caputxins, llamada así por el convento que se encontraba a pocos metros, en el que actualmente es la plaza Reial. En el centro de esta plaza porticada que tiene varios restaurantes y terrazas, se encuentra la fuente de Les Tres Gràcies, a la que acompañan dos farolas diseñadas por Gaudí.

Finalmente, en el último tramo de las Ramblas se le conoce como la rambla de Santa Mònica, por la iglesia que hay cerca. Y así, sin apenas que se den cuenta estaréis junto al mar, frente a la estatua de Cristóbal Colón, una columna de hierro de 50 metros de altura.

Del Portal del Ángel a la plaza de Sant Jaume

Cogiendo nuevamente como punto de partida la Plaza Catalunya, pero esta vez en su margen izquierdo, se situará al inicio del Portal del Ángel, una de las calles más comerciales de Barcelona. Eso sí, no tiene mucho encanto, pero no se desanime porque en su descenso hasta la plaza Sant Jaume os encontrará con sorpresas agradables, como la calle Montsió, donde se encuentra la cafetería-restaurante Els Quatre Gats, donde se daban cita a artistas tan famosos como Picasso, Gaudí o Rossinyol, en la época modernista y que todavía guarda cierto aire bohemio.

Si continua bajando por el Portal del Ángel llegará a un cruce singular. Si toma el camino de la izquierda, éste le llevará a la plaza nueva y, desde aquí, a la calle del Bisbe, vía principal de la antigua ciudad romana de Barcino. Lo que hace tan interesante esta calle es el puente neogótico conocido como puente del obispo, construido en los años 20 y que une el Palacio de la Generalitat con la casa de los Canónigos, la residencia oficial del Presidente de la Generalitat de Catalunya.

Antes de llegar a la plaza de Sant Jaume, espacio donde se encuentran las sedes del Ayuntamiento de Barcelona y del Palacio de la Generalitat, y que en su origen fue un foro romano, puede visitar la plaza Sant Felip Neri. Aunque se encuentra cerca de uno de los puntos más turísticos de la ciudad, esta plaza es un lugar de paz, donde únicamente escuchará el sonido del agua al caer de la fuente que hay en el centro de la plaza. Como anécdota triste, debe saer que en esta plaza se llevaron a cabo, durante la Guerra Civil, varios fusilamientos. De hecho podrá ver las huellas de este doloroso pasado en la fachada de la iglesia que hay en la plaza. A pocos metros de la plaza de Sant Jaume, podéis recorrer la calle Avinyó, que es donde se inspiró Picasso al pintar su famoso cuadro Demoiselles d'Avinyo. Hoy en día es una de las calles más transitadas del barrio Gòtic y está llena de tiendas de diseño y restaurantes.

De Portaferrissa a la calle Petritxol

Si vuelve al cruce anterior del Portal del Ángel y continua por éste hacia la derecha hasta su unión con la calle de Portaferrissa (también muy comercial), justo en la esquina podrá ver una fuente, que inicialmente fue un bebedero por los caballos que circulaban por la zona.

Cerca de esta calle se encuentran dos pequeñas plazas con mucho encanto: la plaza de Sant Josep Oriol y la plaza del Pi. La primera es un punto de encuentro de músicos y pintores, que los fines de semana vienen sus obras; la segunda recibe el nombre de un pino centenario que hay en su interior.

No muy lejos de estas plazas, y sobre todo si os apetece comer algo dulce, no debe dejar de visitar la calle Petritxol, una calle peatonal de aún no tres metros de ancho donde hay salas de arte y algunas de las chocolaterías más populares de Barcelona. No en vano se le conoce como la “ calle dulce ”.

Un paseo por el Born

Para finalizar nuestra ruta le recomendamos un paseo por este barrio de Barcelona. Considerado por muchos como barrio bohemio, el Born está muy de moda y tiene un gran número de bares y restaurantes de estilos muy diferentes, así como tiendas de diseño. Afortunadamente, la zona combina esta vertiente puramente comercial con otra más mágica y llena de arte. Como uno de sus máximos exponentes, le recomendamos que visite la calle Montcada, una de las calles más bonitas, que data del año 1148 y que tiene palacios de diferentes épocas. Algunos de ellos -el Palau Aguilar, entre otros- han servido para ubicar el museo Picasso, inaugurado en 1963. Muy cerca de la calle Montcada encontraremos la iglesia de Santa María del Mar, de estilo gótico.