El Aquelarre de Cervera

La leyenda

El vocablo del "aquelarre" o "akelarre" tiene acepciones muy diferentes según los criterios con los que se mire. Mientras que las religiones judeocristianas identifican el macho cabrío con Satanás, el paganismo lo relaciona con el dios griego de la fertilidad, Pan. Desgraciadamente, la Inquisición era el brazo castigador de la iglesia católica y, como tal, se ocupó de que los integrantes de los aquelarres fuesen torturados hasta morir. Cabe destacar que los aquelarres continúan realizándose a día de hoy en algunas religiones neopaganas.

Lo que sí está claro es que, en la Edad Media, no estaba bien visto que las mujeres se reuniesen por la noche, aún menos que bailaran y se divirtieran sin control alguno, pues en aquella época la libertad de la mujer era escasa, por no decir ninguna. Es posible que todas las leyendas que rodean al aquelarre, que son muchas, fuesen creadas por las propias creencias de la época, que ayudaban a las mujeres a sugestionarse hasta el punto de creer todo aquello por lo que las acusaban.

Otra leyenda muy extendida es la relación de las brujas con las verrugas. Esto tiene su explicación en la idea de que el demonio les dotaba de un falso pezón para amamantar a sus propios diablos. Este pezón sería la verruga en cuestión. Además, estos diablos adquirían con frecuencia una forma animal, lo que explica que las brujas suelan acompañarse de gatos negros, lechuzas o cuervos.

Las brujas y el diablo

Tradicionalmente, las brujas han sido presentadas como unas mujeres que ejercen un poder maléfico y se las ha relacionado siempre con el diablo. Sin embargo, también existe la visión de que las brujas acumulan una gran sabiduría gracias a su vejez y experiencia.

El diablo, a través de nuestra tradición, se nos ha presentado siempre como un ser maléfico. Esto es porque la religión ha adoptado la figura del diablo con la de Satanás o Lucifer. Aunque hay culturas que lo presentan como un espíritu sobrenatural muy sabio, pero sin este aspecto malicioso.

Y la unión de las dos figuras, la del demonio y la de las brujas, no se puede pensar sin tropezar con el sexo. La relación entre estos tres elementos puede tener su origen en el uso de sustancias utilizadas por las brujas para alcanzar el éxtasis durante sus reuniones con el diablo. Debido a la peligrosidad que suponía tomarlo oralmente, las brujas las administraban por vía vaginal o anal mediante consoladores. Por este motivo estos encuentros se hayan relacionado siempre con posturas sexuales.

Pactar con el diablo

Según cuentan algunas leyendas, pactar con el diablo era un hecho relativamente normal durante la edad media. Era un pacto entre una persona y el demonio con el que se permitía renegar del dios cristiano, conseguir un amor no correspondido, saciar el afán de riqueza u obtener poder, a cambio de estar salvado de cualquier castigo divino. Aceptar este pacto, pero, llevaba implícito una consecuencia: dar el alma al diablo.

Teniendo en cuenta estas características, este pacto no era entre iguales y, muy a menudo, la persona que formaba parte de este pacto se la tildaba de bruja. Por lo que podía ser perseguida y, en ciertas épocas, incluso ser quemada.

Así pues, ser llamado bruja o brujo no sólo quería decir tener un cierto poder por las propias virtudes sino tenerlo a través de la ayuda de alguien que las tuviera, pero este último aspecto no era nada importante.

Orígenes del Aquelarre de Cervera

Sus inicios se remontan al año 1978, cuando un grupo de jóvenes decidió realizar una fiesta en honor al llamado "Callejón de las Brujas" de Cervera, un callejón del siglo XIII que, según cuenta la leyenda, era el lugar de reunión de las brujas durante las noches de luna llena.

Desde entonces, cada final de agosto la ciudad se envuelve en un conjunto de desfiles medievales, bailes y espectáculos de luz, color y música, correfocs, sesiones de magia y muchas otras actividades, todas ellas centradas en venerar al protagonista de la fiesta, Lucifer.

El Aquelarre de Cervera

Aunque el espectáculo del Aquelarre varía de temática cada año, conserva ciertos aspectos tradicionales centrados en tres actos precedidos por un correfoc i terminados por un baile de diablos: Baile de la Polla o el Dragón de Cervera, Baile de Diablos y el Gran Foqueral.

Además en 6 plazas del municipio se organizan conciertos de diferentes estilos con un total de 18 grupos musicales participantes.

Primer acto

El primer acto consiste en la Bajada de los Diablos (Baixada dels Diables), cuando la Universidad de Cervera abre sus puertas para que los correfocs salgan a recorrer la ciudad hasta llegar a la plaza Cal Racó. Una vez allí, se produce el divertido Baile de la Polla, el dragón más antiguo de la fiesta (data del año 1984) que siempre va vestido de color azul.

Segundo acto

En la plaza Cal Racó, antiguo convento de Santo Domingo, es donde se producirá la esperada aparición del Macho Cabrío, acompañado del Baile de los Diablos (Ball de Diables). Este segundo acto es, sin duda, el que más expectación origina y el verdadero desafío de los directores artísticos, que deben superar el de las anteriores ediciones. El demonio ha llegado otros años vestido de diversas maneras, como por ejemplo con estilo apocalíptico, o sobre una Harley Davidson o de una carroza.

Tercer acto

Finalmente, el último acto se produce la Corrida (Escorreguda), una orgía centrada en la sexualidad, los placeres carnales y la encarnación del diablo, donde todo está permitido. Excitado por las brujas y sus bailes sensuales, el demonio realiza una impresionante eyaculación sobre el público, convirtiendo la noche en una fiesta de espuma al ritmo de la música y los diablos.

Cuando todos han sido bendecidos por Lucifer, los diablos se reúnen para celebrar la Gran Foqueral, momento en el que se quema todo el material pirotécnico simulando el infierno en su estado más crudo.

Pero el Aquelarre no es sólo para el disfrute de los adultos. Para los pequeños se organiza el Aquelarret, donde se dan cita talleres y actividades adecuados a ellos. Como protagonistas que también son, pueden divertirse en su propia fiesta de la espuma y en el pasacalles destinado a los demonios más jóvenes por el centro de la ciudad. Eso sí, con disfraces que están hechos por ellos mismos.

Sin embargo, la fiesta no ha terminado. Desde hace unos años, el último día de los diablos se reúnen frente a las puertas de la universidad para celebrar que ningún diablo ni diabla haya sufrido heridas graves durante la ceremonia. Después, la universidad cierra las puertas, dando así por finalizada la fiesta. El demonio entonces puede por fin descansar, pero sólo hasta el año que viene.