Ruta por los pueblos de piedra de Girona
Ya desde los inicios de la civilización, la piedra ha sido un material utilizado y presente para facilitar la vida a los humanos; podemos recordar como los romanos utilizaban esta materia prima para construir sus espacios lúdicos como los prehistóricos, concretamente durante la edad de piedra, realizaban herramientas. También durante la edad media la piedra tuvo su importancia.
Por este motivo desde femTurisme os queremos proponer una ruta "circular" que transcurre por la zona central de la provincia de Girona y que podemos llevarla a cabo por tramos.
Hemos realizado una selección de pueblos medievales que se encuentran, exactamente, en las comarcas del Gironès, la Garrotxa y el Baix Empordà, para que os adentréis y os dejéis llevar por pueblos o grandes ciudades construidos piedra sobre piedra, lo que dá a sus calles un tono grisáceo.
¡Una ruta realizable en cualquier época del año y que podéis adaptar según vuestras preferencias!
La edad media, una época de esplendor de Cataluña
El año 1000, aproximadamente, es una fecha remarcable en la historia catalana ya que es cuando se ubica el nacimiento de Cataluña con identidad propia y diferenciada de otras regiones que existían en el momento. La independencia de Cataluña surgió como consecuencia de la ruptura del pacto de vasallaje del rey franco por parte de Borrell II, marqués de Cataluña y nieto de Guifré el Pelós. También, fue en este siglo cuando los condados fueron independientes. Al menos, hasta el siglo XV.
Los condados se crearon para garantizar la defensa de la marca Hispánica frente Al-Andalus ya que los emperadores no se podían hacer cargo del territorio personalmente y de esta manera, estas fracciones de territorio eran administradas por un conde. En aquel momento, la Cataluña Vieja se encontraba dividida en seis condados; uno de ellos el de Girona-Besalú.
Se entiende como Cataluña Vieja la región que adoptó, inicialmente, el nombre de Cataluña. Este territorio estaba formado por la parte norte de Cataluña hasta el Llobregat, el Anoia, el Segre y Montserrat.
El condado de Girona
Como hemos comentado anteriormente, uno de los condados que se creó en el siglo VIII fue el condado de Besalú – Girona que, posteriormente, se separaron (finales del siglo XI). El condado de Girona iba desde el Mar Mediterráneo hasta el Montseny y la Tordera.
La ruta que os presentamos este mes la iniciamos en la ciudad de Girona. Y para hacerlo tenemos que destacar la figura de un personaje histórico y rey de los francos durante el año 768 y 814, Carlemany, a quien se le otorgó la conquista, simbólica, de los territorios que se encuentran situados en el sur de los Pirineos. Exactamente, fue el año 785 cuando Girona pasó bajo su poder.
Hay muestras vivas que nos indican la presencia de éste en Girona, como es la Torre de Carlemany (campanario románico de la Catedral de Girona) y la silla de Carlemany.
Pero, antes de visitar estos dos elementos os recomendamos que os acerquéis a las murallas que se encuentran en el lado meridional del Onyar y sigáis las callejuelas uniformes de la ciudad. La muralla está construida con la conocida piedra de Girona, que es un tipo de roca calcárea que se sacaba de las pedreras que se ubicaron, antiguamente, entorno al pueblo.
De esta piedra, también, está hecha la fachada principal i las escaleras de la catedral, el puente de piedra, el palacio de los Agullana, entre otros edificios.
Además, si visitamos esta ciudad durante el mes de Mayo podemos disfrutar de las calles engalanadas de flores diversas ya que se celebra, anualmente, la fiesta de “Girona en temps de flors” (Gerona en tiempos de flores).
Los pueblos medievales de la zona volcánica
Una vez visitada la ciudad de Girona nos dirigiremos a Santa Pau (Garrotxa). Nos desplazaremos a través de la carretera nacional N-IIA, que enlazará, más tarde, con la comarca C-66.
Santa Pau formaba parte del condado de Besalú. Este último, era durante el siglo VIII parte del condado de Girona del que en el siglo IX se independizó.
El pueblo se encuentra en medio del Parque Natural de la zona volcánica de la Garrotxa. Pero, en esta ocasión, no hablaremos del Volcán de Santa Margarida ni de la Fageda d'en Jordà sino que nos centraremos en el propio pueblo medieval que es digno de visitar, aunque si después de dar una vuelta por el pueblo, os sobra tiempo y tenéis ganas, podéis hacer un paseo por su entorno natural.
Ver la ruta "Volcanes y otros encantos de la Garrotxa.
La Baronía medieval de Santa Pau fue declarada conjunto histórico artístico en el año 1970. En ella podemos disfrutar de la tranquilidad que nos trasmite su plaza Mayor porticada, conocida como Firal del Bous, la cual es presidida por la iglesia gótica de Santa Maria. Las casas situadas en el entorno de la plaza se encuentran adosadas a la muralla. De esta época, también, vale la pena visitar su gran castillo de planta cuadrada, el cual se ha convertido en todo un símbolo de Santa Pau.
Después de disfrutar de este pueblo que conserva su estructura medieval y que el empedrado de sus calles han visto pasar tantos años, nos dirigiremos hacia el municipio medieval catalán por excelencia, Besalú. Para hacerlo cogeremos la carretera CI-524 y, después, la autovía A-26.
Este pueblo condal nació a partir del establecimiento del castillo de Besalú encima del monte de Santa Maria. Posteriormente, se fue vistiendo la ciudad con otros edificios dentro del recinto amurallado; como por ejemplo, el famoso puente de Besalú que daba acceso al pueblo, la iglesia del Monasterio de Sant Pere, la Curia Real (que nos desvela el gran poder político que tubo este municipio en época medieval), la Casa Llaudes, la plaza Mayor y el Call Judío con el Miqvé (baños judíos).
En Besalú, también, tenemos que destacar la presencia del conde Tallaferro, quien dejó su huella en este pueblo y donde hoy encontramos una calle que lleva su nombre. ¡Nos os olvidéis de pasear por allí!
La huella de la piedra en el Baix Empordà
El Baix Empordà también ofrece bonitos rincones creados y construidos con piedra, Torroella de Montgrí es un ejemplo.
El núcleo antiguo de Torroella de Montgrí se encuentra rodeado por la muralla, de la cual se han conservado distintas partes como, por ejemplo, la torre de les Bruixes (de las Brujas) y el portón de Santa Caterina. En el corazón de Torroella reina la Plaza Mayor, punto neurálgico del municipio. En esta plaza porticada se unen distintas calles y encontramos ubicado el ayuntamiento y la capilla barroca de Sant Antoni.
Unas de las calles que se abocan en la Plaza Mayor son la calle Mayor y la calle de la Iglesia, que acogen a lo largo de sus tramos edificios de gran importancia (la casa Hospital, la casa Sastregener…).
También, Torroella, como era común en época medieval, cuenta con un castillo, el castillo del Montgrí. Éste se eleva arriba de la montaña de Montgrí.
En esta comarca, también, os queremos recomendar que visitéis el pueblo de Palau-sator, un pueblo donde parece que se haya parado el tiempo. Palau-Sator, también, ha conservado la estructura medieval de su núcleo antiguo. Hoy en día, aún, podemos apreciar el trazado de la muralla. Si nos adentramos en el interior del casco antiguo a través de la Torre de las Horas y nos paseamos por la calle del Portal, llegamos a la plaza del Castillo donde se eleva este edificio declarado Bien cultural de Interés Nacional.
Inicialmente, este castillo se edificó encima de un pequeño monte y que, finalmente, se convirtió en el centro del municipio.
De vuelta al Gironès por Madremanya
El siguiente pueblo caracterizado por la piedra, que os recomendamos en esta ruta, es Madremanya en el Gironès.
Pero antes de llegar a este último municipio es recomendable pararse en Sant Martí Vell, otro municipio que conserva su ordenación típica medieval, como la mayoría de los que hemos conocido hasta ahora. Visitando éste podréis comprobar que era un municipio rico en agua ya que hay múltiples fuentes por los rincones de su término.
Madremanya destaca por su iglesia dedicada a Sant Esteve y las callejuelas empedradas que se mueven a su alrededor. Es del todo recomendable pasear por la calle de la creu o la de las mosques (moscas), entre otras.
En este último municipio, también, es visita obligada el barrio del Padró, que lleva este nombre porqué en esta zona se encontró la piedra de las tradicionales ofrendas.
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