Arrelats: árboles singulares y monumentales
Os presentamos una iniciativa medioambiental, histórica y literaria que se configura en torno a una quincena de árboles emblemáticos del término municipal de Vimbodí y Poblet que se engloba bajo el nombre de Arrelats.
Se trata de ejemplares de gran belleza y encanto, cada uno de los cuales presenta una singularidad asociada a su forma o dimensiones, a su antigüedad, o los hechos históricos de los que ha sido testigo. Con este proyecto se pretende difundir entre la población los valores naturales, históricos y patrimoniales de todos estos gigantes de madera, a través de actividades vinculadas al ocio, al conocimiento y al respeto por la naturaleza.
Los árboles saben el secreto
Dicen que cuando los árboles poblaron la tierra tenían una marcha formidable y se desplazaban de aquí para allá, siempre de noche, con la única precaución de no tropezar con las propias raíces y las caprichosas ramas. También podían hablar bajo la luna, aunque en un lenguaje especial y no accesible a otras especies. Dicen que todo se fue al traste con el asunto de la manzana y que Dios imputó al manzano, y con el a todos los árboles, en el caso de la tentación a Eva.
Dios castigó a los árboles a permanecer inmóviles por los siglos de los siglos y a poder ejercitar el habla sólo cuando la lluvia y el viento fueran tan intensos que las palabras de los árboles se confundieran con su rumor. Adam pidió un alivio de la pena, la culpa, dijo, ha sido de Eva -y aquí empezó todo- pero sólo consiguió que Dios autorizara los árboles a moverse en un perímetro restringido. Por eso los árboles desde entonces hunden y extienden las raíces acá y allá como si les fuera la vida, crecen en dirección al creador y ensanchan ramas y copa a derecha e izquierda, recordando aquellos viejos y maravillosos tiempos cuando todo era tan sencillo como sacar las raíces de la tierra profuna y empezar a caminar. De levantar el castigo sobre el habla, Dios no quiso saber nada.
De la extraordinaria saga que fue mejorando la especie, quedan unos cientos de árboles esparcidos por todo el mundo. Y nadie sabe porqué, algunos de los ancianos árboles que poseen la sabiduría de todo lo que han visto pasar y nada les ha dejado indiferentes, se concentran en un territorio pequeño dentro de la Conca de Barberá, al abrigo de las Montañas de Prades y junto al Monasterio de Poblet.
Los árboles se extienden por su término y hoy haremos un recorrido por donde se encuentran para conocerlos y saber más de ellos.
Pino de los Fontanals
Presenta un buen estado de conservación, a pesar de tener alguna rama seca. El tronco lo recubre una corteza fuertemente estriada que lo protege y, a pesar de que parte de una sola unidad, al cabo de unos metros se divide en dos ejes de gran volumen. El pino está situado detrás de un pajar, en un bosquecillo elevado y rodeado de campos de cultivo, en el paraje de los Fontanals, dentro de la partida del Corregó. Su situación hace pensar que, seguramente, el árbol fue conservado por la sombra que ofrecía a los agricultores en los ratos de reposo. También se le llama pino del Corregó o pino de la Trinidad.
Se trata de un pino blanco, que es el árbol mediterráneo por excelencia. Tiene las hojas aciculares y agrupadas de dos en dos. Buena parte de las piñas perduran en la copa del árbol hasta el momento de la descomposición, por lo que resulta relativamente fácil distinguirlo de otras especies de pinos. El pino blanco conforma aproximadamente el 20% de los bosques catalanes. Puede llegar a vivir entre 250 y 300 años, y no resulta extraño encontrarlo de forma aislada.
Es una especie gran productora de resina, materia prima en la industria química para la fabricación de barnices, aguarrás o gomas adhesivas.
En caso de incendio, al entrar en contacto con el fuego las piñas se abren para favorecer la dispersión de semillas y propiciar así la regeneración del bosque quemado.
Encina de Les Planes
Presenta un buen estado de conservación, con forma redondeada, y un tronco de gran diámetro protegido por una tímida corteza estriada y grisácea. Se pueden observar unos rebrotes que dificultan la apreciación del tronco que se divide en un número importante de ramas repartidas de forma bastante homogénea.
La encina de las Planes hace de linde entre dos fincas, este puede ser el motivo para que se haya conservado a lo largo del tiempo. Desde el árbol estando, se divisa una magnífica vista del Castillo de Riudabella, del Monasterio de Poblet, de las Montañas de Prades y de buena parte de la Conca de Barberà. Cerca hay una balsa de lona de grandes dimensiones, que desde 1981 abastece de agua a la población de Vimbodí.
La encina tiene una copa amplia, densa y redondeada, con hojas perennes, largas, oscuras y ásperas en el anverso y con muchos nervios en el reverso. Sus frutos, las bellotas, son una importante fuente de alimentación para la fauna salvaje. Es una especie típicamente mediterránea y el árbol más característico de la Península Ibérica y forma bosques llamados encinares.
Los bellotas se han aprovechado para el consumo del ganado, su madera para la elaboración de herramientas de labranza y otros utensilios de carpintería, y las ramas, para leña y carbón vegetal.
La expresión popular "leña de encina, vino de sarmiento, aceite de oliva y pan de trigo" da fe de la calidad de la madera de este árbol como combustible.
Serbal de Riudabella
El serbal de Riudabella corona unas viñas y se sitúa junto a la carretera T-700 entre Poblet y Prades. Este ejemplar, probablemente el más grande de Cataluña de su especie, tiene el tronco recubierto por una corteza con abundantes estrías. Las ramas, muy esbeltas, tienen extremos secos en algunas partes. En otoño, el follaje adquiere tonalidades amarillentas y rojizas que la hacen destacar sobre muchos otros árboles, y finalmente queda despojada de hojas hasta la primavera siguiente.
El serbal se encuentra en la finca de Riudabella, que da nombre al castillo que es propiedad de la familia Gil desde finales del siglo XIX, a raíz de la desamortización de Mendizábal.
El serbal tiene la copa frondosa y redondeada, el tronco de color grisáceo y las ramas más jóvenes peludas y de color verde anaranjado. Sus hojas son compuestas, es decir, están formadas por un conjunto de segmentos llamados folíolos, que individualmente pueden parecer hojas pero que en realidad forman parte de un mismo conjunto. Las flores, blancas o crema, con cinco pétalos, aparecen agrupadas, y el fruto, redondo y carnoso, toma una gama de coloraciones en función del estado de maduración, pasando del verde al óxido, momento en que ya puede ser consumido. Se trata de un árbol de hoja caduca, que aparece sobre terrenos húmedos como especie acompañante de encinares, robledales y pinares.
La madera de el serbal se ha utilizado tradicionalmente en ebanistería, y dada su importante concentración en pectinas, se ha utilizado también en la elaboración de licores y gelatinas.
Las semillas germinan más fácilmente si han sido ingeridas por animales y luego expulsadas con las deposiciones.
Castaños de Castellfollit
Forman un grupo de siete ejemplares, catalogados de interés local y comarcal, cada uno de los cuales presenta características peculiares, con troncos de grandes dimensiones, huecos por dentro y rodeados de una corteza fuertemente estriada, con pocas ramas vivas. Su función original era la producción de fruto. Actualmente, sin embargo, la producción es escasa.
Los siete castaños están situados cerca de la Casa de los Monjes, una antigua granja de Poblet fundada en el siglo XII y reconstruida hace unos decenios como residencia de veraneo de los monjes. Se cree que estos ejemplares fueron plantados hace siglos para abastecer de castañas el monasterio. Cerca de los castaños se alza imponente la Roca de Poniente, visible desde Vimbodí y conocida por ser el último lugar donde da el sol antes de ponerse. Los castaños centenarios están situados en pleno Paraje de Poblet, entre el área de recreo de la Roca de la Abeja y la casa forestal de Castellfollit, de estilo modernista, construida a principios del siglo XX.
El castaño es un árbol corpulento y con una gran capacidad de rebrote de cepa. Tiene la corteza de color verde-pardo, lisa en los pies más jóvenes y estriada y grisácea en los viejos. En otoño, este árbol produce una infrutescencia en forma de cúpula cerrada y espinosa de la que salen las apreciadas castañas.
Cabe destacar su valor ornamental, no sólo por las mil y una formas que puede llegar a adquirir, sino también por las diversas tonalidades que coge su follaje en las diferentes estaciones del año, desde el verde intenso hasta el amarillo, el rojo y el marrón. A medida que va creciendo, el tronco tiene tendencia a vaciarse por dentro, por lo que se convierte en un buen refugio para la fauna.
Esta especie se utiliza para la producción de madera y castaña que es esencial para celebrar la castañada, fiesta popular que se lleva a cabo la víspera de Todos los Santos en Cataluña. Antiguamente tenía una parte simbólica de comunión con el alma de los muertos, dado que mientras se tostaban las castañas, se rezaba el rosario en recuerdo de los familiares difuntos.
Higuera de la Finca de las Murallas
Esta higuera goza de excelente salud y se mantiene en este lugar desde hace muchos años, quizá por la sombra que produce su denso follaje los meses cálidos del año, o bien por sus frutos. La corteza presenta pocas estrías, y en el tronco se conservan las cicatrices de las ramas cortadas tiempo atrás. La finca recibe su nombre de la muralla exterior de Poblet que delimita la viña, que gestiona la empresa Torres. Cerca de la higuera se encuentra la Granja Mitjana, originaria de la época romana y lugar donde se instalaron los monjes que, en el siglo XII, llegaron a la zona para fundar el Monasterio de Poblet.
La higuera es un árbol caducifolio de corteza lisa y grisácea. Tiene la copa densa, redondeada y con frecuencia muy ramificada. Las hojas son muy características: palmadas y grandes, peludas y ásperas, de color verde oscuro en el haz y coriáceas y más pálidas en el envés. Cultivada desde tiempos antiguos, la higuera se vuelve silvestre con facilidad en terrenos secos y soleados con suelos húmedos y profundos. Las partes verdes del árbol contienen látex, sustancia que se espesa al entrar en contacto con el aire y que puede producir reacciones alérgicas de carácter leve si entra en contacto con la piel.
Antiguamente, el látex de la higuera se utilizaba para cuajar la leche, combatir la caries dental y tratar las verrugas.
La higuera fue una de las primeras plantas cultivadas por el hombre, incluso antes que el trigo, la cebada o las legumbres.
Almez de Poblet
Crece junto al recinto del Monasterio de Santa María de Poblet, cerca de la carretera T-700 que va hacia Prades. Se podría haber mantenido en este lugar por la sombra que aportaba cuando la gente se desplazaba en carro o a pie. Presenta una gran vitalidad, con un tronco rodeado por una corteza grisácea con pocas estrías. La copa es muy densa de ramas, algunas de las cuales se cruzan entre sí. El almez está situado cerca de la cruz de término del exterior de Poblet, no muy lejos de la Granja Mitjana.
El almez es un árbol que puede alcanzar grandes dimensiones. Tiene la corteza lisa y de color gris, la copa es esférica y las hojas están terminadas en una punta alargada y curvada, con base asimétrica. Esta especie de hoja caduca tiene tendencia a vaciar interiormente el tronco. Produce unos frutos comestibles y redondos, que primero son verdes, y después amarillos, azules y finalmente negros. Es entonces cuando ya están totalmente maduros.
La madera del almez, muy flexible, era utilizada antiguamente para la fabricación de herramientas agrícolas. El ramaje se destinaba a la alimentación del ganado, y los frutos, para el consumo humano.
Según la tradición, los pastores hacían flautas con madera de almez y se decía que su música espantaba los lobos.
Cedro del Jardín de los Salesianos
El imponente cedro del Jardín de los Salesianos supera los 30 metros de altura. Presenta un buen estado de conservación y sólo están secos los extremos apicales de algunas ramas. Se observan las cicatrices de ramas cortadas al ser dañadas por vientos, lo que provoca un cierto desequilibrio en la forma de la copa. Se sitúa en la entrada al recinto del Monasterio de Poblet, acompañado de otras especies vegetales, dentro de un jardín privado en el recinto de los Salesianos, gestionado por esta congregación religiosa. Junto a este cedro existió otro aún mayor, que fue arrancado de raíz por el fuerte vendaval del 24 de enero de 2009.
El cedro es un árbol de hoja perenne, corteza grisácea, tronco robusto y forma piramidal. Las ramas nacen del tronco horizontalmente, con el extremo inclinado hacia el suelo. Para diferenciar este árbol de un pino, hay que fijarse en las hojas: en el pino se agrupan por parejas, y en el cedro lo hacen de una en una, o en grupitos. Las piñas de esta especie son lisas y redondeadas y contienen semillas con un ala membranosa que favorece que, en la madurez, sean dispersadas por el viento.
La madera de cedro se utiliza para hacer aceites esenciales y también para hacer incienso. Dadas sus propiedades, el aceite esencial de cedro puede ser aplicado en animales como repelente de insectos.
Cipreses de los Torrents
Del conjunto de cipreses que rodean la ermita, destacan dos situados en la parte frontal derecha. El de mayor tamaño tiene la corteza gris y ennegrecida, y la ha perdido en algunos tramos. Este árbol supera los 20 metros de altura, con la característica copa alargada. La ermita de la Virgen de los Torrents, copatrona de Vimbodí, tiene su origen en el siglo XV, a raíz del hallazgo en este lugar de una imagen de la Virgen. El templo actual data de 1714. Se calcula que los cuatro cipreses más grandes del recinto se plantaron en aquella misma época.
El ciprés, árbol de madera dura y aromática, tiene un tronco recto rodeado de una corteza dura de un color pardo o grisáceo, agrietada en los ejemplares adultos. Tiene las hojas pequeñas y delgadas, de color verde oscuro, que recubren densamente las ramas de forma permanente. Vive en ambientes cálidos y soleados, en zonas de precipitaciones irregulares. Es muy longevo y en algunos casos puede superar los 1.000 años.
La madera de ciprés es muy duradera y muy resistente a la acción de hongos e insectos. Por este motivo, tradicionalmente se ha utilizado para construir barcos, vigas, puertas, ataúdes y tarimas.
El ciprés es símbolo de hospitalidad. Antiguamente, dos ejemplares de ciprés junto a una casa indicaban a los viajeros que allí se ofrecía comida y cama.
Chopo de los Torrents
Este chopo, o xop, como se llama popularmente en estos lugares, destaca por su altura, de más de 35 metros. Crece a tocar del cauce del torrente y, a pesar de tener alguna rama seca, presenta un buen estado de conservación. Tiene un perfil alargado, con un tronco desprovisto de ramas en los primeros metros y recubierto de una corteza fuertemente estriada. En la parte alta del tronco aparecen ramas dispersas que dan lugar a una copa rala pero con una anchura bastante importante. Situado en la zona de mesas más cercana al torrente y en carretera, este árbol es el más alto de todos los que forman el grupo de árboles catalogados de Vimbodí y Poblet, y también uno de los de mayor copa.
El chopo tiene un tronco estrecho, recto y grisáceo, dotado de unas costillas negras que aparecen a medida que el árbol se hace adulto. Su copa es, en general, abierta, poco densa y estirada, y se caracteriza por la presencia de hojas verdes por las dos caras. A finales de primavera las semillas, rodeadas de una abundante borra algodonosa, dan lugar a una gran alfombra blanca en depositarse sobre el terreno. Es un árbol de hoja caduca, con pies masculinos y femeninos diferenciados. Debido a sus necesidades hídricas, se suele encontrar cerca de ríos, torrentes y lugares con presencia de agua. El chopo es de crecimiento rápido y baja longevidad, ya que raramente supera el centenar de años.
Su madera es de un color amarillo blanquecino, elástica, muy blanda y poco densa, por lo que se utiliza para la fabricación de cajas de embalar, cerillas, palillos y pasta de papel.
Durante muchos años, la corteza de los chopos jóvenes se ha utilizado para combatir el dolor de cabeza leve, a modo de aspirina natural.
Arrelats
El proyecto Arrelats está impulsado por el Ayuntamiento de Vimbodí i Poblet e invita a disfrutar de este patrimonio a través de elementos informativos y de señalización vertical en el mismo lugar donde se ubica el árbol. Por otra parte, la información de cada árbol se complementa con un evocador relato literario que la escritora Teresa Duch ha ideado expresamente para Arrelats.
El proyecto pretende aumentar el conocimiento de los árboles singulares y al mismo tiempo concienciar de la necesaria preservación del conjunto forestal del territorio. Por ello, los árboles han sido inventariados con las principales características de cada uno. Los árboles fueron declarados de interés local, de interés comarcal y hay dos que fueron declarados como árboles monumentales en Cataluña. También están señalizados para facilitar su identificación y está toda la información sobre los árboles, las coordenadas de posicionamiento, la historia que los rodea, las rutas que se pueden hacer, etc.
Podéis encontrar más información en www.arrelats.ctfc.cat.
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