Els Pallaresos

El núcleo urbano, pequeño y pintoresco, del pueblo de los Pallaresos esta sobre una colina de 121 m de altitud y cerca de la partición del término con el de la Secuita. Era en la Edad Media una de las faldas o arrabales de Tarragona.

El arquitecto Josep M. Jujol y Gibert ha dejado un amplio muestrario de su genialidad; de Jujol son las antiguas escuelas, el edificio del antiguo Ayuntamiento y casa del común (1920), la Casa Andreu de la plaza de la Iglesia, la reja de Casa Solé (1927), la reforma de la casa de Emilia Fortuny (1944) y los altares laterales (1945-47) de la Iglesia parroquial de San Salvador; pero, sin lugar a dudas, la obra más valiosa es la Casa Bofarull, fantasiosa en las fachadas y los detalles, con una bellísima galería posterior sobre un ángel parabólico que conserva, aunque deterioradas, pinturas alegóricas de las estaciones realizadas por el mismo Jujol; el elemento más importante de la casa es la escalera interior y la torrecilla que la cubre.

El conjunto tiene una extraordinaria riqueza espacial y viene coronado por un ángel-pararrayos, que en un principio fue diseñado para que, pudiera actuar de veleta. Es digna de contemplación la reja que protege la apertura triangular de la pared del jardín que da al campo: una auténtica maravilla hecha con herramientas viejas del trabajo de campo.

El municipio no dispone de parroquia hasta épocas recientes; en la Edad Media su iglesia era una vicaría perpetua dependiente de la parroquia de la catedral tarraconense. El 1751 sus rentas fueron incorporadas a la comensal llamada de San Pablo.

El pueblo cuenta con un centro municipal para fiestas y reuniones. También dispone de un consultorio municipal y de una oficina de correos. En cuando a equipamientos educativos, están operativos dos CEIP y un IES que entra en funcionamiento el curso 2008/09.