El Roquer de Torredembarra

Para encontrar la Roca Foradada entraremos en el puerto y nos dirigiremos a la zona de aparcamiento gratuito. Caminaremos junto a las rocas y a pocos metros, llegaremos a un lugar donde veremos dos grandes peñas que se desprendieron hace cientos de años, si no milenios, y cayeron hasta tocar fondo. Son las Rocas Arriadas.

Continuaremos caminando hasta llegar a una cueva con un pequeño lago en su interior. Antes de que se construyera el puerto, esta cueva se comunicaba con el mar y en el fondo de todo, formaba una pequeña playa con una pequeña abertura vertical. Es la Roca Foradada. Volveremos otra vez hacia el paseo marítimo y al salir del Puerto Deportivo, a la derecha, nos fijaremos en un pequeño arco de roca.

Este arco era la entrada de agua de mar que después era conducida hacia las salinas situadas donde ahora está la estación del tren. Este lugar es conocido como el Rec de Sant Joan.

Ahora tomaremos el camino señalizado que recorre el Roquer.

Empezamos con una pequeña subida junto a unos pinos carrascos (Pinus halepensis). Al final de esta pequeña subida encontraremos un olivo (Olea europaea) a la izquierda y otro pino blanco a la derecha. Pasado este pino, nos encontraremos con unas cuantas bufalagas (Thymelaea hirsuta), una planta muy curiosa con su aspecto siempre decaído. Justo cuando se acaban los chalets, a nuestra derecha, nos encontramos con una valla con unas letras M. Se trata de la valla de los preciosos jardines de la finca Mercadé. Dentro de esta finca están los restos de un antiguo fortín de defensa, por eso este sector se llama Sota el Fortí.

Continuamos por el camino llano y antes de hacer una S veremos una puerta arcada bastante curiosa de la finca Mercadé. Entramos en una zona de pinos blancos y veremos las primeras pitas (Agave americana). A media altura de la S veremos unas escaleras muy largas de estilo modernista que cruzan estos jardines. Estas escaleras terminaban en un pequeño embarcadero. Al terminar esta S, el camino continúa hasta el Cap Gros (mencionado por el rey Jaime I) que se llama así porque, visto de lado, recuerda el perfil de una persona. Es peligroso acercarse por el riesgo de caer.

Llegados al Cap Gros, a la izquierda se abre un camino que sube del puerto. Nosotros continuaremos por las escalerillas de piedra, por el lugar llamado el Balconet. Pasaremos dos matorrales grandes de retama (Spartium junceum) que dejaremos a mano izquierda y junto a las escaleras podremos ver diferentes especies de vegetación ruderal, tales como la olivarda (Inula viscosa). Al llegar a lo alto de las escaleras, a mano derecha encontraremos un pino blanco y una chumbera (Opuntia ficus indica). Desde aquí veremos el final del puerto y el mar que vuelve a batir las rocas del Roquer. A mano derecha, se acaba la finca Mercadé y nos volvemos a encontrar con la zona de chalets.

El camino llano nos llevará hasta un callejón a mano derecha que llega hasta la plaza Sol Raig, pero nosotros continuaremos recto. Llegamos a una explanada y justo a la altura donde se acaba el puerto, encontraremos que el acantilado se transforma en una cuña puntiaguda que se clava en el aire. Es la Punta de la Lanza.

Continuamos caminando en dirección al Faro subiendo unos escalones de piedra, restos de una antigua cantera.

Llegaremos a la roca desnuda que, haciendo bajada, nos llevará al punto más cercano al agua: el Codolar. Al final de la bajada, tomaremos el sendero que sube a mano derecha y que nos lleva al camino que recorre los acantilados hasta el Faro de Torredembarra. Obra de Josep Llinàs, es el más alto de Cataluña y el último construido en España durante el siglo XX. La roca sobre la que se asienta es la Punta de la Galera.

Desde el faro caminaremos unos cientos de metros hasta un rellano donde encontraremos una roca plana y redonda de unos cuatro metros de diámetro que se mantiene en pie apoyada en una roca que le da soporte. Esta roca es conocida como el Reloj. A partir de aquí, el terreno sigue llano sobre la roca desnuda y descendiendo hacia la playa del Canyadell. Cuando ya hemos bajado y nos encontramos en no más de 5 o 6 metros del nivel del mar, nos encontramos encima de una amplia cueva sumergida. Cuando hay mar gruesa, las olas más fuertes comprimen el aire de dentro de la cueva.

Este aire acaba explotando con un ruido de trueno proyectando hacia fuera una bocanada de agua y espuma. Estamos encima de La Bramadora. Detrás de la cala del Canyadell, compartida por los municipios de Altafulla y Torredembarra, tenemos el Bosquet del Canyadell, un pinar de pino blanco plantado sobre unas terrazas agrícolas que recuerdan que, a principios del siglo XX, els Munts eran campos de cultivo de secano.

En este umbrío pinar podremos descubrir las especies propias del bosque mediterráneo como el lentisco (Pistacia lentiscus), la rubia (Rubia peregrina) o el espárrago (Asparagus officinalis).

Atravesando el pinar llegaremos al puente de madera que nos lleva a la Avenida del Canyadell y al final de nuestro itinerario. Volveremos sobre nuestros pasos para ver las nuevas perspectivas panorámicas que nos ofrece el otro sentido del camino.

Fuente: Turismo Torredembarra