650 años del Atlas Catalán

El Atlas Catalán es una de las piezas más relevantes y emblemáticas de la cartografía medieval europea. Aunque no está firmado ni fechado, su autoría se atribuye al cartógrafo judío mallorquín Cresques Abraham, un reconocido maestro de mapas e instrumentos náuticos que vivió entre 1325 y 1387.

Esta atribución se basa en su habilidad y prestigio como cartógrafo, así como en el estilo y características del trabajo, que encajan perfectamente con otras obras de Cresques. Su fecha aproximada de producción se fija alrededor del año 1375, ya que el calendario que acompaña al atlas incluye registros que sitúan su elaboración en ese momento histórico.

El Atlas se compone de seis hojas dobles de pergamino vitela, un material elaborado a partir de piel de ternero que era muy preciado en la época por su finura y durabilidad. Cada hoja, con unas dimensiones de 65×50 cm, está montada sobre una mesa de madera plegable, o bien dos mesas articuladas, que permitían una manipulación fácil y protegían la delicada superficie del pergamino.

Salvo la primera mitad de la primera hoja y la segunda mitad de la última, que están fijadas sobre las contraportadas del atlas, cada parte se presenta de forma que facilita tanto su conservación como su lectura.

Cuando se despliega completamente, el atlas alcanza una envergadura de 65×300 cm, lo que le convierte en una obra de dimensiones impresionantes, que refleja la magnitud del proyecto que Cresques Abraham llevó a cabo.

A pesar de su espectacularidad, desde el punto de vista cartográfico, el Atlas Catalán no representa una innovación radical en comparación con otros mapas de la época. En realidad, sigue a los patrones de la cartografía mediterránea del siglo XIV, un modelo arquetípico que combinaba conocimientos geográficos prácticos con una representación visual que facilitaba la comprensión por parte de los navegantes y comerciantes.

Sin embargo, su importancia radica en la riqueza informativa y estética que ofrece. El atlas no es sólo un instrumento de navegación; también es una obra de arte y un compendio de sabiduría medieval. La información que contiene abarca descripciones detalladas de tierras conocidas, rutas comerciales e incluso conocimientos astronómicos y astrológicos, lo que le convierte en una herramienta multifuncional.

Uno de los elementos que hacen el Atlas Catalán especialmente excepcional es su exuberancia formal. Ésta se manifiesta en la abundante decoración de oro y en las miniaturas que llenan sus páginas. Las imágenes, realizadas con gran detalle y maestría, incluyen figuras humanas, animales, edificios y paisajes, que no sólo embellecen la obra, sino que también tienen una función informativa.

Los colores vivos y los materiales preciosos utilizados para decorar el atlas sugieren que se concibió como un objeto de lujo destinado a un público elitista, probablemente miembros de la nobleza o la realeza.

El Atlas Catalán es también un testimonio del diálogo cultural y del conocimiento compartido entre las culturas cristiana, judía y musulmana en el Mediterráneo medieval. Cresques Abraham, como judío mallorquín, se encontraba en una posición única para acceder e integrar fuentes de información de diversas tradiciones.

Tras su creación, el Atlas Catalán tuvo un destino notable. Tras pasar por varias manos, entró a formar parte de las colecciones reales francesas, un hito que pone de manifiesto el valor que se le atribuía ya en épocas posteriores. Actualmente, esta obra maestra se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, donde se mantiene como uno de los tesoros más preciados de la institución. Su preservación es fundamental para la comprensión de la cartografía medieval y la historia cultural del Mediterráneo.

El impacto del Atlas Catalán trasciende su función original como mapa. Hoy en día, es considerado un instrumento histórico de gran importancia que nos permite entender mejor la forma en que las sociedades medievales percibían y representaban el mundo. Es también una ventana al imaginario colectivo del siglo XIV, un testimonio del conocimiento acumulado en ese momento y de la capacidad humana para transformar este conocimiento en una obra de arte.

Al mismo tiempo, el atlas refleja las tensiones y conexiones entre culturas en un momento histórico de profundas transformaciones.