Adéntrate en el pasado judío de Cataluña

Los judíos catalanes fueron las poblaciones de religión judía que se vivieron en Cataluña durante la Edad Media. La llegada de los judíos en nuestro país es incierta, pero disfrutaron de un auténtico siglo de Oro en el siglo XIII.

Su población se estableció en los barrios judíos, conocidos como "calls" del latín callis (calle) en Girona, Lleida, Cervera, Tortosa, Manresa, Tarragona, Perpiñán, Besalú, Puigcerdà, Vilafranca del Penedès, entre muchas otras.

En la Edad Media, formar parte de la minoría judía tenía implicaciones que partían de una desigualdad que se daba a todos los niveles: social, político, legal y de manera más destacada, el religioso. Los judíos dependían del poder real y eran considerados "cofre y tesoro" del rey. A pesar de esta situación, gozaban de cierta autonomía para tener sus instituciones y vida judía.

El call es el nombre que recibe el espacio físico donde vivían los judíos en las poblaciones cristianas (judería en el sur de Cataluña, coraza en Lleida). Dentro del call, los judíos podían tener una serie de instituciones para vivir según sus tradiciones y necesidades: la sinagoga, centro neurálgico de la comunidad, los baños, que permiten realizar los baños rituales, el cementerio para enterrar a los judíos difuntos según la su tradición, y el matadero, carnicería y panadería para poder seguir la alimentación permitida dentro del judaísmo.

La situación de los judíos comenzó a declinar en el siglo XIV, y dos fechas marcaron un punto de inflexión: 1348 con la llegada de la peste negra y en 1391 con el estallido de disturbios antijudíos. El siglo XV, con un número reducido de comunidades judías, terminó con su expulsión definitiva en 1492, poniendo punto y final a siglos de coexistencia entre los judíos y los cristianos.

La comunidad judía tuvo un papel muy destacado en varias ciudades catalanas. Aunque hoy en día hay muchas cosas por saber, por conocer, por descubrir del gran legado judío, tan bien conservado, de algunas localidades catalanas.