La Girona Judía
Las calles estrechas y húmedas de piedra que conserva Girona nos permiten adentrarnos en el pasado judío de la población y hacernos una idea de cómo era la vida del milenio pasado. Girona tiene uno de los calls (barrio judío) más bien conservados de la península, tenemos que aprovecharlo. Las edificaciones que aún se conservan, como la casa del Consejo judío o el cementerio, además de un museo muy actual, nos permiten contextualizar el legado judío y ver como ha sido integrado al día a día de los gerundenses.
El interior del Call
Los judíos se establecieron en Girona entre los siglos X y XIV al lado de la Catedral y en la actual Calle de la Força, antes Calle de Sant Llorenç, como centro de la actividad. Su solvencia económica y adquisición de bienes inmuebles en la ciudad fue muy destacada, hecho que enfrentaba a los cristianos que dejaban de recibir rentas de estos nuevos inquilinos y los monarcas que aceptaban su presencia y les ofrecían protección. Las últimas décadas de presencia judía en Gironase caracterizan por la fuerte presión que recibían, no podían vivir fuera del call y si salían tenían que identificarse con un círculo rojo. De este legado nos queda el Call judío de Girona, uno de los más bien conservados de Europa y que podréis conocer de cerca si os acercáis a la capital del Gironès.
Empezaremos el paseo por el Museo de Historia de los Judíos, hace falta entrar en el denominado Centro Bonastruc ça Porta, en la Calle de la Força número 8, casa propiedad de este médico y filósofo, uno de los miembros más destacados de la comunidad, de una gran popularidad en Cataluña y con una calle con su nombre en Jerusalén. Este museo está dedicado a todas las comunidades judías medievales, pero hace especial referencia a la gerundense. Nos acerca su historia, cultura, gastronomía, costumbres, oficios… en definitiva, el carácter que permitió el esplendor de la comunidad judía al siglo XIII, aunque existieran fuertes movimientos de repulsa. Además contiene la colección lapidaria hebrea más importante del Estado Español.
La casa de Bonastruc ça Porta juntamente con la casa Boschmonar, en el número 21 de la calle de la Força, se cree que es dónde al siglo XIV había situadas las dos sinagogas que coexistieron durante unos años, eran las escuelas, baños y centros de culto de la comunidad judía. Pero a parte de algunos indicios no se conocen exactamente los emplazamientos de los edificios principales de la vida judía y por tanto os recomendamos caminar por este barrio, entre la Catedral y la Universidad, con los ojos bien abiertos para captar todos los detalles que podáis, disfrutando así de sus callejones del casco antiguo de Girona.
El cementerio
De lo que fue el cementerio judío no encontramos restos actualmente, el paso de los años los ha ido enterrando, reencontrando y cambiando de emplazamiento en distintas ocasiones. No obstante podemos pasear por la zona dónde se encontraba el cementerio yendo hacia el norte de la ciudad, hasta los vertientes de la montaña de Montjuic, ligeramente apartados del centro pero que podremos visitar tanto en transporte público como privado y, además, encontraremos un buen repertorio de lápidas en el Museo de Historia de los Judíos.
De visita obligada a Girona
Ya que nos situamos en esta ciudad, os aconsejamos alguna de las visitas imprescindibles. Primeramente, la catedral situada al norte del call, en este mismo terreno se ubicó una iglesia al siglo VII, que fue convertida en mezquita durante la ocupación musulmana entre el 715 i el 785, de la cual no hay restos arquitectónicos. Posteriormente la primera catedral románica se construyó el sigo X y de la cual podemos ver el claustro, la Torre de Carlomagno, los coterráneos y la sacristía. Finalmente, en el siglo XIV se substituyó la nave central por una nave gótica, la nave gótica más ancha del mundo con 23 metros, únicamente superada por la basílica de San Pedro del Vaticano que hace 25 metros.
En segundo lugar, son muy interesantes los baños árabes, si bien estos no son árabes sinó de origen romano.
Finalmente, las casa del río Onyar, son unas casas construidas a finales de la Edad Media adosadas a la muralla y colgando a las orillas del río, muy características por sus colores ya que dan un aire divertido a la ciudad y se han convertido en una de las imágenes más comerciales de la capital de Girona.
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