Gaudí y el Berguedà

Historia

No puede entenderse la existencia de la obra de Gaudí en unos parajes tan inhóspitos como son las tierras del prepirineo sin establecer una relación con el desarrollo industrial en la zona.

A principios del siglo XX se creó la primera empresa de cemento portland del país en Castellar de n'Hug. Su promotor, Eusebi Güell, encargó a Antoni Gaudí el proyecto de un chalet para alojar a los ingenieros que trabajarían en la empresa. El famoso arquitecto se alojaba en casa de la familia Artigas, trabajando en el diseño de la casa, cuando éstos le pidieron que construyera un jardín detrás de la fábrica para uso exclusivo de la familia. Como muestra de gratitud por su hospitalidad, en el año 1904, Gaudí diseñó los jardines aunque no dirigió las obras personalmente, ya que en aquellos momentos el Parque Güell ocupaba todo su tiempo.

La controversia de la autoría

Los Jardines Artigas fueron abandonados al inicio de la Guerra Civil española. Debido a que el lugar donde se encuentran es de difícil acceso, no fueron descubiertos hasta el año 1971, cuando un periodista del diario "El correo catalán" publicó un artículo sobre ellos señalando a Gaudí como padre de la obra.

A pesar de ello, la falta de una mayor documentación sobre la autoría de los jardines hizo que éstos, así como el Chalet de Catllaràs, no fuesen incluidos en la obra gaudiniana hasta que, dos décadas después, la Real Cátedra Gaudí (Universidad Politécnica de Cataluña) realizó una investigación sobre dichas construcciones, confirmando que eran fruto del genio catalán.

Visita a los Jardines Artigas

No puede negarse que Gaudí se inspirase en el parque Güell para construir estos jardines. De hecho, muchas de las plantas que adornan este espacio provinieron del parque Güell por orden expresa del autor. Sin embargo, existen notables distinciones entre ambas obras.

A diferencia del parque de la ciudad condal, de naturaleza seca, los Jardines Artigas abrazan al río Llobregat, extendiéndose a lo largo de sus dos riberas, lo que les confiere un carácter húmedo. Su diseño está orientado al disfrute de las aguas del cauce, convirtiendo a éste en el verdadero protagonista de la obra. Además, mientras que el parque Güell es conocido por su variado colorido, en los jardines predomina el color de la piedra, sólo interrumpido por las pinceladas verdes de las plantas.

Lo primero que encontramos es la Fuente de Magnesia, una gruta artificial con dos agujeros realizados en la roca que funcionan como ventanas; debajo de los cuales hay unos bancos donde sentarse a disfrutar del sonido de las aguas del río que inunda este agujero en la naturaleza.

Siguiendo los escalones situados encima de la gruta, se accede a la Pérgola del León, llamada así porque en su interior descansa la Fuente del León, estatua realizada por Ramon Millet i Domènech, quien se encargó de la restauración de las esculturas del jardín bajo la supervisión de la Real Cátedra Gaudí.

Tras pasar por debajo de la antigua vía de ferrocarril que unía las poblaciones de Guardiola de Berguedà y el Clot del Moro, se encuentra un pinar donde, al fondo, podemos observar la Fuente del Buey.

Debido a que los jardines se diseñaron siguiendo el curso del río, Gaudí construyó dos puentes que permitiesen cruzar de una ribera a otra.

El Puente de Arco Quebrado (también llamado de la Magnèsia) conduce a un enorme cedro que custodia la escultura del águila, formada por pequeñas piedras que muestran a esta ave con las alas extendidas, a punto de echarse a volar. A la derecha, encontramos la Glorieta, un sorprendente pabellón de piedra que ofrece una vista panorámica del río Llobregat y los jardines.

Un conjunto de jardineras de piedra, con sinuosas formas, nos lleva a un tortuoso camino paralelo al cauce del río en el que destaca una cascada artificial realizada en piedra, revestida de musgo, con numerosos agujeros por los que corre imparable el agua. El sendero desciende hasta llegar a un mirador en el que hacer un pequeño descanso para observar el Puente de los Arcos. Este puente es uno de los elementos arquitectónicos más llamativos de los jardines. Dos figuras humanas, que representan a un hombre y a una mujer, custodian los cinco arcos de piedra, unidos por unas barandillas de madera que le aportan color al conjunto. 

Y como en toda obra gaudiniana no pueden faltar referencias al cristianismo, los Jardines Artigas no son una excepción. En ellos encontramos a los cuatro evangelistas representados bajo las figuras del águila, el toro, el león y, por último, un ángel que en la actualidad no está restaurado. Todas las imágenes están colocadas de manera que conformen una cruz.

La visita guiada a los jardines tiene una duración de una hora. Antes de salir, es aconsejable ver los horarios.

La Pobla de Lillet

Ya que nos encontramos aquí, no podemos dejar de pasear por este antiguo pueblo que debe su creación al noble Ramón II de Urtx, quien decidió, en el siglo XII, establecer su castillo en este valle protegido por tres ríos: el Llobregat, Aritja y Regatell. No contento con ello, construyó también una fortaleza que le permitiera defenderse en caso de ataque.

En el casco antiguo nos encontramos con la iglesia parroquial, en la que se encuentra el Cristo en Majestad, una enorme talla de madera policromada que data de la misma época que el castillo.

No obstante, La Pobla de Lillet destaca por los paisajes que la rodean, con impactantes miradores que ofrecen un espectáculo único, como el Mirador Joan Casanova. Saliendo del pueblo, a la derecha de la estación de tren hay un camino que conduce al Santuario de Falgàs, donde se halla la Madre de Dios de Falgàs, una imagen esculpida en alabastro cuyo origen data del siglo XV.

A dos kilómetros se erige el Monasterio de Santa María de Lillet. Situado en un lugar privilegiado, en la falda de la montaña, goza de una gran importancia en la región del Alto Berguedà. Su iglesia, de estilo románico, posee una planta de cruz latina que ha soportado numerosas reformas, la mayor se hizo en el siglo XVIII, y un impresionante claustro rústico.

El Chalet de Catllaràs

Hay dos caminos que conducen al Chalet de Catllaràs. El primero se encuentra antes de llegar a La Pobla de Lillet, el desvío situado delante de la estación del tren (Ca la Xesca), que lleva al Santuario de Falgars, antes mencionado, nos conduce a la casa de la Sierra de Catllaràs. Si nos encontramos en el interior de La Pobla de Lillet, en el barrio de Les Colomines hay un sendero señalizado que indica el recorrido, con una duración de hora y media.

Diseñado con forma de maletín, el chalet tuvo peor suerte que los jardines y perdió la mayoría de sus decorados en la remodelación realizada en los años ochenta. En la actualidad, es un refugio.

El Clot del Moro, última parada modernista de Berguedá

Antes de llegar a Castellar de n'Hug, tomando la carretera BV-4031, se encuentra el Clot del Moro, donde podremos ver la antigua cementera Asland, un edificio modernista obra de Rafael Guastavino por encargo de Eusebi Güell. Aunque su actividad productiva finalizó en la década de los setenta, en la actualidad esta joya arquitectónica forma parte del Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (mNACTEC).

Merece la pena observar esta maravilla de edificio guardado por imponentes montañas.

Descargar el tríptico de los Jardines Artigas.