Santuario de Santa María de la Bovera

Tierra de monasterios

Durante los siglos X y XI, las tierras de la actual comarca del Urgell vivieron una intensa actividad bélica y estaban prácticamente despobladas. En el siglo XI, el conde de Urgell, Ermengol VI, y el conde de Barcelona, ​​Ramón Berenguer I, pactaron una gran ofensiva hacia poniente, donde se encontraba el gran enclave musulmán de Lleida.

Así, el conde de Urgell se reservó la parte norte de la comarca, con Agramunt como epicentro, mientras que el conde de Barcelona avanzaría por los valles del Ondara y del Corb.

En el siglo XI se levantaron numerosos castillos de defensa y ataque y los condes empezaron a conquistar enclaves básicos, como los de Agramunt, Cervera, Tàrrega, Vilagrassa, Anglesola, Guimerà y Ciutadilla.

Pronto se inició una lenta tarea de repoblación cristiana que los condes encargaron a los monjes y monjas de la orden del Cister. Así, se erigieron Poblet y Santes Creus y las pequeñas villas que fueron naciendo.

Además, al fundarse, en el siglo XII, el monasterio de Santa María de Vallbona, la comarca del Urgell concentró el mayor número de centros, dirigidos por Vallbona: el Pedregal, la Bovera y Vallsanta, que ayudaron a asentar población en el territorio y a cristianizar las tierras, junto con las nuevas parroquias y obispados restituidos.

Con la tranquilidad que supuso, a mediados del siglo XII, la caída de Lleida y Tortosa, la tarea de repoblación de condes, abades y abadesas intensificó notablemente y convirtieron la actual comarca del Urgell en una tierra de monasterios.

Esta situación resultó estable para los monasterios femeninos del Císter hasta que, en el siglo XVI el Concilio de Trento prohibió la existencia de monasterios femeninos aislados. Sólo Vallbona, gracias a la repoblación procedente de Montesquiu, se salvó de la desaparición, pero fue inevitable en los casos de Vallsanta, la Bovera y el Pedregal.

Monasterio y santuario

El lugar de la Bovera es conocido desde el 1190 cuando se fundó un monasterio que estaría bajo la protección de Vallbona de les Monges.

La comunidad de la Bovera fue gobernada sucesivamente por las abadesas Guillermina, Elisenda de Boixadors, Elisenda de Tàrrega y Agnès de Guimerà. El 1237, con permiso del papa Gregorio IX, la comunidad fue autorizada a buscar un nuevo emplazamiento debido a la pobreza y la falta de agua de la Bovera. Una parte de la comunidad pasó al Berguedà, donde inició la nueva comunidad Valldaura de Olvan, mientras se llevaba a cabo la construcción de la casa de Vallsanta, al pie de la Bovera.

A partir de este momento, la antigua iglesia de la Bovera y las dependencias monacales se convirtieron en un santuario, que era fortificado y disponía de una torre. La iglesia del santuario disponía de cinco altares: el mayor, dedicado a la Virgen y cuatro altares más que estaban dedicados a Santa Ana, el Santo Cristo, la Virgen de Montserrat y Sant Magí.

La vida religiosa de los monasterios cistercienses en Occidente, estaba inmersa en medio de la vida rural, y no de los asentamientos urbanos como las del cristianismo griego y bizantino. Los monasterios son los grandes repobladores, vinculados directamente al campo.

Los fundamentos históricos del monasterio, se inician en el monte de la Bovera con la creación del cenobio de Santa María de la Bovera, situado a 2 kilómetros de Guimerà. Posteriormente van creciendo y se empezó a edificar el nuevo monasterio de Santa María de Vallsanta, situado en las tierras llanas del valle del Corb.

De los dos monasterios, que fueron filiales de Vallbona de les Monges, se conservan restos arquitectónicos y datos históricos que hacen pensar en una vinculación directa con la villa medieval de Guimerà. Aún así, el monasterio es un centro religioso aislado, independiente de la ciudad, que recibe protección y una fuerte vinculación en el campo.

Las posibles causas de la fundación del monasterio de la Bovera, muy cerca del de Vallbona y del Pedregal, son la estabilización de la Reconquista durante muchos años, en estas tierras baldías y dentro de los límites fronterizos de árabes y cristianos.

El santuario de Santa María de la Bovera

El santuario de Santa María de la Bovera es un edificio barroco formado por la iglesia y la casa de la ermita.

Del antiguo monasterio queda el porche situado al norte del edificio y que está formado por cuatro arcos soportados por columnas de madera con los capiteles y las bases divididos en cuatro elementos. Por su tipología, el porche puede asimilarse a un porche claustral, aunque lo más probable es que se trate del porche de una galería que funcionaba como atrio de los primeros edificios medievales.

También cabe destacar los capiteles de las columnas que nos muestran símbolos heráldicos de diferentes familias, como el Alemán o el de la orden de San Benito.

Restauración de la Bovera

Durante el 1986 se hizo una remodelación de la gran casa anexa a la actual iglesia de Santa María de la Bovera que salvó de los escombros total el gran edificio y permitió consolidar piezas arquitectónicas de gran valía histórica.

Se hace difícil rehacer el proceso de las edificaciones que se han llevado a cabo durante setecientos años, debido a las destrucciones, reconstrucciones y modificaciones sustanciales de los edificios, aún así, una parte de ellas se encuentran recogidas en un libro, ahora ya reproducido, de mosén Capdevila donde encontramos información histórica del monasterio.

La torre de defensa

El conjunto formado por la torre de defensa es bien visible tras la última restauración y se ve claramente que forma parte de la casa agrandada a su alrededor y el porche gótico, alineado actualmente con la iglesia. Parece que la parte más antigua de este conjunto es la torre de defensa o de vigilancia y que es la base de la edificación.

Podemos suponer que esta torre-casa era más o menos cuadrada y tenía unas paredes de un metro de espesor con caras buenas de cantería, tanto por la parte de dentro como por la parte de fuera. A esta primera torre-casa, le corresponde una puerta pequeña de punta redonda y bien adovelada que mira a poniente y una cisterna ubicada en el ángulo suroeste.

La torre-casa

Por otro lado, mirando a mediodía, hay otra puerta de acceso a la torre-casa. En este caso es una puerta doble: se trata de dos puertas de punto redondo superpuestas. La del exterior tiene un dibujo de piedra roto a la altura del arranque del arco con un motivo geométrico. Este dibujo parece continuar hacia la puerta interior y, por tanto, podría tratarse de un único módulo constructivo.

Esta doble puerta era el acceso principal de la antigua torre-casa y estaba situada en el centro de la pared sur del edificio. Por ello, se construyó la pared de la iglesia del siglo XVIII encima, aprovechando la gran pared oriental de la torre-casa.

Finalmente, en el lado norte, se conserva un fragmento del muro de la torre-casa. Esto hace pensar en la existencia de una edificación pequeña de superficie con unas paredes de un metro de espesor, de 6 o 7 metros de altura, con planta baja o entrada y uno o dos techos, con aspilleras y sistema de recogida de aguas pluviales canalizadas a la cisterna. Tendría también dos puertas de acceso exterior y quizás una puerta de acceso interior a la pequeña iglesia románica.

Las arcadas románicas

Las arcadas situadas actualmente en el interior de la casa anexa a la ermita parece ser que podrían provenir de una iglesia construida a finales del siglo XII y que perduró, con modificaciones, hasta el siglo XVIII

Sabemos que la iglesia antigua tenía forma de cruz y tenía dos altares laterales o quizás dos capillas laterales, a ambos lados del presbiterio. Se cree que en estas capillas había dos sarcófagos góticos que se conservan y que muestras escudos de un castillo de dos puertas y una torre.

El porche románico de la Bovera

El porche románico de Santa María de la Bovera es una pieza singular, de una notable pureza de líneas y de un espíritu austero y profundo de los orígenes del Cister. Es el elemento arquitectónico más interesante del recinto de la Bovera.

Se trata de un conjunto de cuatro arcos de medio punto sostenidos por cinco columnas

El último arco y la última columna por el lado oeste han sido repuestos recientemente. Los arcos se apoyan sobre tres columnas compuestas, que son las centrales. En cambio, las de los extremos tienen dos columnas, que se cogen directamente en la piedra de una antigua pared perpendicular al conjunto.

Veremos como en la segunda columna está grabada la cruz del Cister, en la tercera columna aparece grabado unas seis veces el escudo de los Alemany, con la típica ala.

El retablo de la Bovera

El retablo de la Bovera es obra de Francesc Solives, pintor nacido en Banyoles que trabajó en Cataluña y Aragón y fue discípulo de Jaume Huguet. La mayor parte de su obra la hizo la última mitad del siglo XV.

De entre sus obras destacan el Retablo de la Piedad de Sant Llorenç de Morunys (1480), el Retablo de la Bovera (1481) y La Muerte de la Virgen que se encuentra en el Museo de Tessé (Le Mans - Francia). También algunos lo consideran autor del Retablo de las Santas Justa y Rufina de Maluenda.

El Retablo de la Bovera fue pintado en 1481. Es una pintura al temple sobre madera y está dedicado a la Virgen.

En la calle de la izquierda, de arriba abajo, aparecen las escenas de la Anunciación del ángel a María, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Magos de Oriente.

La calle de la derecha está dedicada a los misterios de Jesucristo: la Resurrección, la Ascensión al cielo y la Venida del Espíritu Santo.

En la calle central más ancha encontramos: la crucifixión de Jesús que preside arriba del todo, debajo mismo está el Encuentro de la Virgen de la Bovera, donde se puede distinguir la encina donde se encontró la Virgen y la ermita al fondo y también la procesión del pueblo con el obispo y dos diáconos que llevan el manto de la Virgen, para ponérselo. La escena más grande de todo el retablo es la Dormición de la Virgen, en la parte baja central del retablo, con los apóstoles reunidos a su alrededor.

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