La Vall de Bianya, naturaleza y patrimonio en la Garrotxa

La Vall de Bianya tiene una gran variedad de lugares y elementos para visitar, se trata de un solo municipio pero dentro de su término municipal tiene una gran diversidad geográfica y diferentes núcleos habitados y masías. Así la visita a esta zona se puede plantear desde los puntos de vista tanto de paisaje y naturaleza como de patrimonio histórico y artístico.

Para empezar podemos ir hasta el núcleo de Sant Salvador de Bianya. Allí encontraremos el Centro de Interpretación de La Vall de Bianya donde podremos encontrar informaciones en torno a este lugar. Este espacio era antiguamente la escuela y el Ayuntamiento y, desde el año 2011, es el Centro de Interpretación. En este equipamiento se ofrecen diferentes servicios al visitante, también se puede ver una exposición y un audiovisual alrededor de La Vall de Bianya y se pueden adquirir diferentes productos relacionados con este territorio. Además, se ofrecen talleres didácticos y es el punto de salida de varias visitas guiadas. Está abierto todos los fines de semana y festivos de 11h a 14h.

En este mismo núcleo podemos visitar una de las primeras iglesias que encontraremos en La Vall de Bianya: la parroquia de San Salvador, un templo que fue consagrado el 1170. El edificio, a lo largo del tiempo, ha sufrido varias modificaciones, uno de los elementos más interesantes es la decoración exterior que hay en la ventana situada en el centro del ábside. También son destacables las ménsulas que hay en lo alto de la pared del ábside.

La vía romana del Capsacosta

Desde el mismo núcleo de Sant Salvador podemos enlazar con uno de los elementos más curiosos que hay en el valle, la antigua vía romana del Capsacosta.

Esta antigua infraestructura era llamada vía Annia y era un ramal de la Vía Augusta. Desde Figueres salía un desvío que iba hacia la zona de montaña, subía hacia el Capsacosta y seguía hacia el collado de Ares. Luego, ya dentro de la actual Francia, esta vía volvía a enlazar con la principal, la vía Augusta. Actualmente, en varios tramos de esta vía romana, aún es posible encontrar el empedrado original. En el pequeño núcleo de Sant Salvador de Bianya encontraremos el indicador VB2 que nos llevará hacia la vía romana. La vía está señalizada y, a lo largo de su recorrido, encontraremos diferentes explicaciones en torno a esta infraestructura declarada Bien de Interés Nacional.

Una vez en el camino tomaremos la dirección hacia Sant Pau de Segúries, tras la masía del Callís la pista comienza a ganar altura, a partir de ahí podremos empezar a caminar sobre el empedrado, también podremos observar otros detalles propios de la vía que se han conservado como los márgenes hechos con grandes sillares, los desagües, los guarda-ruedas.

Si aún tenemos más ganas de caminar o, en cambio, queremos hacer una vuelta en bici tenemos otras opciones, una de ellas es recorrer la vía verde de la Vall de Bianya. Este camino de baja dificultad comienza en el núcleo de La Canya y en su recorrido pasa algunos de los núcleos de La Vall de Bianya, concretamente los de San Andrés de Socarrats, Llocalou y Hostalnou de Bianya. La distancia a recorrer es de 3,6 kilómetros, con una altura mínima de 352 metros y una altura máxima de 415 metros que se puede hacer en poco más de media hora, un camino fácil que permite contemplar el entorno con tranquilidad.

Las iglesias

Las iglesias son uno de los principales elementos arquitectónicos del valle, se levantan esparcidas tanto en los pequeños núcleos de La Vall de Bianya como, también, en medio de la naturaleza, una manera de conocer tanto el patrimonio histórico como el paisajístico al mismo tiempo. Una de estas iglesias es la de San Andrés de Porreres, situada cerca del núcleo de La Vall del Bac. El templo es muy antiguo, de hecho se tienen las primeras referencias desde el año 946 pero, a pesar de tener como base primitiva la arquitectura románica, el edificio ha sufrido muchas modificaciones a lo largo del tiempo.

Otro interesante es el de San Miguel del Monte, situado en la sierra del mismo nombre. El pequeño templo tiene las características típicas de un edificio románico y se encuentra, seguramente, situado en un antiguo lugar estratégico ya que se cree que, en su lugar, antes se había levantado una torre romana. Para llegar hay que ir por la carretera N-260 y tomar el desvío indicado.

En una colina que se levanta en medio de la llanura de Bianya se encuentra la iglesia de San Miguel Despuig, un templo que, como los otros de la zona, tiene unas referencias muy antiguas, concretamente provienen del año 964. inicialmente en el lugar se levantaba un templo románico que fue profundamente modificado en el siglo XVIII. Alrededor del templo se encuentra el núcleo de casas que tiene el mismo nombre que la iglesia. En este lugar vivió la familia Bianya, que dio nombre al valle y, de hecho, es gracias a ellos que se construyó esta iglesia. Se puede llegar por la carretera C-153.

Por esta misma carretera y bien cerca podemos acceder a la iglesia de Santa Margarita de Bianya. Este edificio, a pesar de haber sufrido varias modificaciones, mantiene la estructura del siglo XII, destacan el campanario, situado en la fachada principal y los detalles decorativos de la portada de entrada.

Estas son algunas de las iglesias que se encuentran en el municipio aún así, si se quiere hacer una visita más detallada también se puede ir a ver otros templos de origen románico que se levantan como Santa María de Sacot, Santa Maria de Castellar del Monte, Santa Magdalena del Coll, Sant Ponç de Aulina, San Martí de Solamal, San Martí del Clot, Sant Feliu del Bac, San Martí de Capsec y San Miguel de la Torre.

Las masías

El carácter rural de La Vall de Bianya ha hecho que, aparte de las iglesias, otro de los elementos arquitectónicos destacados sean las masías. El municipio conserva grandes casas que son un reflejo de una larga tradición de cultivos y ganadería. Estas casas se caracterizan por ser de grandes dimensiones y tener, en su fachada principal, unas grandes arcadas y galerías porticadas. La envergadura de algunos de estos inmuebles demuestra la gran prosperidad que llegaron a tener las familias propietarias. Una de las masías más espléndidas es la del Farró y, de hecho, también es la que tiene a su alrededor una propiedad más grande, en el siglo XVII el dueño de esta casa era considerado una de las personas más ricas de estas tierras.

Otra de las masías destacadas de la zona es de Torre de San Pedro con un estilo más cercano a una fortaleza que a una masía. La casa, después de tener diferentes familias olotenses como propietarios pasó a Vayreda, familiares de Joaquim Vayreda, uno de los pintores paisajistas catalanes más importantes del siglo XIX, según dicen el artista olotí frecuentemente se inspiraba en la serenidad de los paisajes de alrededor para hacer sus creaciones artísticas.

Otra de las masías remarcables de la Vall de Bianya es La Riba, a pesar de tener unos orígenes que se remontan al siglo XIV, su aspecto actual es fruto de la gran reforma que se hizo en 1906, un proyecto que dio al edificio un nuevo aspecto con una decoración modernista que todavía se conserva. Estas son algunas de las masías que se pueden ver en la Vall de Bianya pero también hay otras como la de Las Aulina, el Colomer, las Gleis, el Molino de Solà, Colldecarrera o El Peral.

El Farro

La gastronomía es otro de los punto interesantes que podemos descubrir en La Vall de Bianya, uno de los platos típicos del valle es el Farro, un manjar que aprovecha el “Brou Bufat” (caldo de hervir la carne de cerdo para hacer butifarras) para hervir la harina blanca del maíz. Este cereal aún se cultiva hoy en el valle y el plato que resulta, el farro, se puede probar en los establecimientos de la zona. Unos elementos que testimonian la importancia que ha tenido el cultivo del maíz en la zona es la existencia de hasta 20 molinos de harina. Estas instalaciones eran un importante elemento de subsistencia ya que producían la harina de maíz con la que se alimentaban los habitantes del valle.

Cada año se hace un homenaje a este rico pasado harinero a través de la Feria del Farro, en esta feria se pueden degustar diferentes especialidades hechas con el maíz como principal elemento, productos como la morcilla, el pan, las galletas, las magdalenas y los caramelos de Farro. También se pueden degustar la cerveza hecha con maíz, conocida como La Bianyenca. La celebración de esta feria ha servido para coger una mayor conciencia de este pasado haciendo que se restauren algunos antiguos molinos como el Molino del Colomer, el Molino Nuevo y el de La Boada. Durante la feria se puede visitar alguno de estos molinos y ver en directo una demostración de cómo se hacía la producción de harina.

La Feria del Farro se celebra el primer fin de semana de febrero.