Isona: la reconstrucción de un pueblo entre dos frentes
Uno de los episodios más sangrientos de la historia reciente de Cataluña ha sido la Guerra Civil española.
Muchas poblaciones catalanas fueron escenarios y testigos de confrontaciones y episodios terroríficos, los cuales aún están presentes en la memoria de su gente, en sus paisajes o en las fachadas de los edificios.
La población de Isona, en el Pallars Jussà, fue uno de los municipios que presenció, directamente, un enfrentamiento bélico de esta guerra que comportó graves desperfectos, ya que el 75% de los edificios fueron derribados o se tuvieron que derribar. Y es que Isona vivió, durante un tiempo, a caballo de dos frentes - el republicano y el franquista - siendo el mismo municipio línea fronteriza entre éstos.
Actualmente, esta parte de la historia se recuerda, en cierto modo, gracias a la institución pública del Memorial Democrático de la Generalitat de Cataluña que contempla el conocimiento y la memoria histórica como patrimonio de todos.
Esta institución y la población de Isona han hecho posible que hoy en día se puedan visitar en este municipio espacios reconstruidos después de la Guerra. Así como vestigios de los enfrentamientos bélicos que se vivieron intensamente desde abril de 1938 hasta enero de 1939.
Isona, línea de frente
Entre el mes de abril de 1938 y enero de 1939 Isona se convirtió en la línea de frente de los enfrentamientos bélicos vividos entre el ejército franquista y el republicano.
El primer ataque que sufrió la población fue un bombardeo por parte de las tropas franquistas en abril de 1938, ya que el municipio era ocupado, en ese momento, por los soldados republicanos.
Entonces, todos los habitantes de la Conca Dellà fueron atemorizados, abandonaron Isona y se refugiaron en pueblos de la retaguardia, mientras que el ejército republicano resistió como pudo y detuvo el avance de los insurrectos.
La posición de Isona como línea de frente comportó que el municipio sufriera, significativamente, los agravios de las confrontaciones. Éste recibió ataques constantes por parte de los franquistas, los cuales, también, se construyeron búnkeres defensivos con el fin de protegerse de algún contragolpe republicano.
De hecho, cuando el conflicto en esta zona concluyó los bombardeos habían destruido el centro urbano del municipio y el 75% de los edificios fueron derribados o demolidos por su mal estado.
El enfrentamiento finalizó, concretamente, el 23 de enero de 1939 cuando entró en Isona el 13º Batallón de Zaragoza, cayendo, pues, en manos de los franquistas.
Los espacios de defensa
La Guerra Civil dejó en el Pallars Jussà un patrimonio histórico fundamentado en la arqueología bélica.
En el entorno natural de la población de Isona se pueden encontrar búnkeres y trincheras escondidas entre la vegetación y la flora, ya que los ataques fueron más intensos en este punto geográfico y ambos ejércitos se construyeron muchos espacios de defensa para protegerse de los ataques que recibían.
Actualmente, se ha diseñado un itinerario que permite seguir los búnkeres y trincheras que se levantaron, así como permite entender los combates que tuvieron lugar en la zona.
Este itinerario conduce al Frente Republicano de la Posa, una zona que fue ocupada a partir de abril de 1938 y hasta enero de 1939 para la segunda línea defensiva de los combatientes republicanos con el objetivo de impedir el avance de los insurrectos hacia el Valle del Segre.
La zona se encuentra próxima a la ermita de la Virgen de la Posa y la ruta es señalizada con banderolas y carteles explicativos.
Concretamente, en un entorno cercano a la ermita se conserva un búnker de dos cuerpos que controlaba la carretera de Bóixols. Y desde la puerta del centro religioso se puede observar cuáles eran las panorámicas del frente del Pallars y que permitían controlar los movimientos de los distintos ejércitos.
Siguiendo el camino a la zona de recreo perteneciente a la ermita se conservan un conjunto de fortificaciones que crean un recorrido que transcurre entre búnkeres, trincheras y estructuras de habituallamiento que fueron ocupados en 1938.
También, en dirección al yacimiento paleontológico de icnitas de la Posa se ubican los restos de un búnker republicano que se dañó durante la posguerra.
Por otra parte, este itinerario posibilita disfrutar del entorno paisajístico y natural propio del Pallars Jussà.
La reconstrucción de un pueblo devastado
Isona no sólo tuvo que ser la línea fronteriza entre los combatientes republicanos y franquistas y vivir trágicos escenarios, sino que, además, sufrió una destrucción significativa y masiva de las edificaciones del pueblo.
Por este motivo, cuando se acabó la guerra, Isona fue objeto de un plan de reconstrucción impulsado por la Dirección General de Regiones Devastadas, del que aún se muestran secuelas.
Este plan de reconstrucción, en plena dictadura franquista, se inició en agosto de 1940 y permaneció activo hasta 1957 y pretendía dar respuesta a las destrucciones producidas por la guerra.
400 pueblos se acogieron a este plan y fueron posteriormente designados como ciudades "adoptadas por el Caudillo".
En el caso de Isona se reconstruyeron algunos espacios como la Plaza Bisbe Badia, las escuelas, el horno municipal, el depósito de agua, las casas de San Vicente y el transformador de electricidad, los cuales, hoy, aún se encuentran en pie e integran un itinerario urbano que le recomendamos realizar para recordar el pasado del pueblo.
Cada uno de los espacios está complementado con un panel explicativo.
La Plaza Bisme Badia, por ejemplo, fue el espacio más dañado de Isona y con la reconstrucción se convirtió en la zona más importante del pueblo, ya que se ubicaron los edificios más importantes, el Ayuntamiento y la rectoría. Además, se construyeron trece viviendas con el fin de resolver la problemática de viviendas y atender las necesidades de los agricultores.
Sin embargo, las primeras obras que se asumieron fueron las casas de la calle San Vicente y que también eran destinadas a agricultores de clase media.
También se restauró el horno municipal que se encontraba en ruinas, aunque actualmente no se conserva. En su lugar se encuentra, hoy en día, una plaza pública que acoge elementos del antiguo horno.
Por otra parte, esta reconstrucción poseía una vertiente de modernización, ya que aprovecharon las acciones para mejorar las dotaciones de los municipios. Así pues, se inició un proyecto de abastecimiento de aguas y alcantarillado, que tiene como elemento referencial el depósito de agua.
Además, a todos los pueblos intervenidos por la Dirección General de Regiones Devastadas se les construía una escuela. Isona no fue menos, con una capacidad para 150 estudiantes, la escuela se construyó fuera del casco urbano.
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