Caminos de la Cerdanya, de Talló a los búnkeres de Martinet y Montellà

Talló

El inicio de la ruta lo haremos desde el santuario de Talló, situado en las afueras de Bellver, el recorrido tiene una longitud de 11,5 kilómetros y se puede hacer a pie, en este caso con una duración de dos horas y media de ida por un recorrido de dificultad baja a través del paisaje rural de la Cerdanya. Por otro lado también es posible hacer el camino en bicicleta. Para llegar en vehículo al punto de inicio, si venimos desde el túnel del Cadí, debemos desviarnos por el desvío que indica Bellver de Cerdanya, una vez hayamos cogido el desvío que nos llevará por la carretera N-1411 encontraremos un segundo desvío que volverá a indicar Bellver de Cerdanya, después de entrar en este desvío, poco antes de entrar en Bellver, encontraremos el indicador para desviarnos hacia Talló. Para llegar desde Puigcerdà lo podemos hacer desde la carretera N-260, en dirección a La Seu d'Urgell y Andorra, cuando encontremos el desvío de Bellver lo tomaremos y, una vez hayamos atravesado el centro de la población, encontraremos el indicador hacia Talló. Aunque la ruta está pensada para hacerla a pie o en bicicleta, a la gran mayoría de puntos de interés se puede llegar a través de la N-260 en dirección a La Seu d'Urgell.

Haciendo la ruta a pie, para estar seguros de no perdernos, hay que tener en cuenta que la ruta está bien indicada con el nombre de Camino de Santiago y Camino Real de la Cerdanya. Empezamos la ruta haciendo una visita a Santa Maria de Talló, un lugar religioso llamado también la "catedral" de la Cerdanya, la razón de este apodo radica en las grandes dimensiones de un templo ubicado en una comarca de construcciones discretas, donde las iglesias suelen ser de muy poca envergadura. Pero también recibe este nombre por su importancia histórica, en el pasado Talló era el lugar de culto religioso más importante de la Cerdanya. Hay noticias históricas de Talló desde el siglo X, el actual edificio es una construcción románica con un campanario adosado del siglo XVII. El complejo religioso gira en torno a la imagen de la Virgen de Talló, una talla original del siglo XIII, que preside el interior de la iglesia. Este entorno es el protagonista, cada año, del aplec de Talló, una de las fiestas más ancestrales de la zona. La fiesta se celebra cada lunes de Pascua, por la mañana se hace una celebración en la iglesia, por la tarde la reunión continúa en la fuente de Talló, cercana al santuario, con "caramelles y currandes" dando la bienvenida a la primavera, en medio del entorno natural de los prados cerdans.

Bellver

Saliendo de Talló continuaremos el camino, dirigiéndonos al núcleo urbano de Bellver, esta villa tiene numerosos testimonios de su pasado medieval y, también, conserva el recuerdo de algún visitante ilustre. El pueblo surgió a partir de la construcción de un castillo que defendía el camino real entre los antiguos condados del Urgell y el Conflent, hoy es uno de los centros turísticos de la Cerdanya.

El pasado defensivo de Bellver todavía está presente en la villa y conserva tramos de la antigua muralla y algunos de los portales que cerraban el núcleo como el portal de Cerdanya o el del Baridà. Antes de entrar en el barrio antiguo podemos ver la Torre de la Cárcel, una de las dos torres que flanqueaban el portal de la Cerdanya y que, tal como indica su nombre, tenía esta función.

En el interior del núcleo medieval es importante recorrer la calle del Medio, un vial que antiguamente era el principal de la villa, donde se concentraban la mayoría de negocios. En el recorrido que hacemos por el núcleo medieval de Bellver tampoco puede faltar el templo gótico y el campanario de Santiago que, con su silueta, es uno de los elementos que marca el perfil visual de la ciudad. En el campo literario Bellver aún guarda el recuerdo de la acogida del escritor Gustavo Adolfo Bécquer, uno de los referentes de la literatura románica española del siglo XIX, durante su estancia se inspiró para escribir el relato legendario "La Cruz del Diablo", publicada en 1860 y situada en Bellver. Si leemos previamente este relato podremos identificar algunos lugares del pueblo y su entorno. Encontrará una placa de referencia de su estancia en la casa de Cal Patanó que, en aquel momento, era una fonda donde se alojó el escritor.

Uno de los días de referencia para visitar Bellver es a mediados de agosto cuando se celebra la feria de San Lorenzo, en este evento podrán encontrar reunidos muchos productores alimenticios autóctonos del Pirineo, un día idóneo para conocer los productos kilómetro cero de esta zona.

Santa Eugenia de Nerellà y San Martín de Castells

Seguimos el camino, de paso nos encontraremos con Santa Eugenia de Nerellà, una iglesia que tiene, como principal atractivo visual, su campanario ligeramente torcido, es por ello que la construcción también es conocida como la Torre de Pisa de la Cerdanya. El campanario es el único de época románica que se conserva en la Cerdanya y el único elemento que queda de la antigua iglesia del siglo X, el actual templo es fruto de varias reformas hechas durante los siglos XV y XVIII.

Si vamos avanzando, el camino nos llevará a pasar cerca de Cal Manxot, una masía con siglos de historia que, arquitectónicamente, es un ejemplo de la típica casa cerdana, la casa se levanta en medio de los campos y los pastos. Más adelante llegamos a San Martín de Castells, un cerro situado en uno de los meandros del río Segre, antiguamente era un punto defensivo ya que estaba en tierra de frontera entre los condados de Cerdanya y de Urgell. Muestra de esta antigua función es la fortaleza que se levanta en lo alto. La construcción, ahora en ruinas, está documentada desde el año 1050, en su interior se encuentra la iglesia de San Martín. El castillo es otro de los escenarios protagonistas del relato "La cruz del diablo" del escritor Gustavo Adolfo Bécquer.

El Segre y el itinerario de la nutria

Tras dejar atrás Sant Martín de Castells seguimos por el camino que, durante un buen rato bordeará el tramo del río Segre, desde aquí podremos admirar una bonita perspectiva del curso del río y sus meandros. En esta parte del río también podremos seguir el itinerario de la nutria, la reina de los ambientes acuáticos. Este animal, antiguamente muy corriente en los ríos, ha sufrido durante años una fuerte regresión debido a la presión urbanística y la contaminación. En los años 80 aquí se localizó una de las últimas colonias de nutrias y se creó la Reserva Natural Parcial Segre-Prullans.

Actualmente este tramo de río está señalizado con explicaciones sobre la nutria: su habitat, la reproducción, las madrigueras, por otro lado también recoge explicaciones sobre la vegetación de ribera y los otros animales que viven en esta zona. Las protagonistas de esta parte del recorrido no son fáciles de ver y hay que estar atento, sobre todo si oímos silbidos, el tipo de sonido que utilizan las nutrias para comunicarse.

El itinerario de la nutria termina a la altura del núcleo de Martinet, una vez llegados a este punto seguiremos por el mismo camino hasta llegar al paraje del Cabiscol. Allí, como complemento del itinerario de la nutria, encontraremos la Casa del Río donde se aloja una exposición sobre los ecosistemas pluviales. En el interior también se puede encontrar una sala de proyecciones y reproducciones de la fauna característica del Segre.

Los búnkeres de Martinet y Montellà

Acabamos la ruta en el mismo paraje de Cabiscol donde encontraremos uno de los lugares más curiosos de la comarca, el parque del búnkeres de Montellà i Martinet. La historia de estos búnkeres se remonta a los años cuarenta del siglo XX y forman parte de la línea Pirineos, una antigua línea fortificada. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el régimen del general Franco temía una invasión por parte de los países del bando de los aliados, que no veían con buenos ojos sistemas dictatoriales como el que había en España. Ante esta hipótesis se construyeron una serie de búnkeres y otras construcciones defensivas a lo largo de los Pirineos. Este fue un proyecto de una envergadura sorprendente para la época ya que el país se encontraba en un momento de grandes penurias económicas, tras una Guerra Civil todavía reciente. En la Cerdanya la línea fortificada estuvo reforzada al ser un lugar geográfico donde era más fácil cruzar los Pirineos.

En Martinet acaba la llanura ceretana y el valle se vuelve estrecho de manera que los búnkeres, situados en puntos más elevados, tenían la finalidad de interceptar con más facilidad el avance de los hipotéticos invasores por el valle del Segre. Estas construcciones nunca se llegaron a utilizar para este fin y quedaron abandonadas, en Montellà i Martinet, sin embargo, se rehabilitaron y forman parte de un recorrido donde explican cuál debía ser su uso.

Junto con los búnkeres encontramos el centro de visitantes donde se puede entender el contexto histórico y se recrea la atmósfera de guerra con que se habría vivido en este tipo de construcciones. En el exterior encontramos un recorrido que nos lleva a conocer ocho tipos diferentes de búnkeres y el sistema de galerías subterráneas que hay en su entorno.

En este lugar termina nuestra ruta por la Cerdanya, el camino, sin embargo, no termina aquí, a partir de ahora el camino de Santiago continúa hacia el Alt Urgell para terminar, a muchos y muchos kilómetros de distancia, en Santiago de Compostela.