Conesa
El municipio de Conesa está situado plenamente en el altiplano segarrenc de la Conca de Barberà y reúne los despoblados de Sabella, Torlanda y Saladern.
El casco antiguo fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) por la Generalidad de Cataluña en 2011. El 8 de diciembre del año 1043, Ramon Berenguer I le dio carta de población y en su testamento, de 1076, ya se cita el castillo de Conesa. Jaime I le otorgó el nombre de villa en 1260 y le concedió un mercado semanal. En 1390, Juan I autoriza una judería de 10 casas, situada en la calle de Ravalla.
El Monasterio de Santes Creus tuvo jurisdicción durante 550 años, de 1285 a 1835, que con la desamortización de Mendizabal, los monjes dejaron estas tierras. El Abad Jerónimo Contijoch, reconstruyó la casa Delmera, sobre el castillo nuevo o caserón de la familia Montpaó. En el Siglo XIV se llegó a su punto más alto con 650 habitantes y hoy viven poco menos de un centenar.
Conesa, está situada entre dos arroyos que llevan las aguas hacia el Valle del Corb, con bosques de pinos, robles (lo llaman rebolls), hayas y arces. Hoy en día sólo se cultiva cereales (trigo y cebada) aunque años atrás había viñedos, avellanos, lino y azafrán.
La planta del pueblo tiene forma de almendra, cerrada por la Muralla que conforman las mismas casas en su parte trasera. Las fachadas dan a las calles interiores que se extienden casi paralelas a la Muralla.
Sus calles estrechas y empinadas conservan plenamente el aire medieval de la época en que se construyeron. Actualmente, se mezclan viejas y trabajadas piedras, baldosas modernistas y vistosas esculturas repartidas por distintos rincones del pueblo.
Por las inmediaciones se pueden realizar bonitas excursiones entre bosques y campos de cultivo que van cambiando de color según las épocas del año. 42km de rutas bien señalizadas le facilitarán caminatas por diferentes rincones del término.
Qué visitar
La villa medieval de Conesa viene definida por un cercado, delimitado perfectamente por una muralla defensiva. Las únicas aberturas son dos portales que facilitaban el control por parte del señor. La estructura urbana es un ejemplo de modelo circular, siguiendo las curvas de nivel, con el castillo en la zona más alta.
La iglesia está ubicada en un ángulo, aprovechando el campanario como torre defensiva, elemento típico del norte de Italia y Cataluña. La muralla está doblemente reforzada por la existencia de dos torrentes que le rodean en gran parte. La Casa de la Villa se construyó en la Calle Mayor, que enlazaba ambos portales.
La estructura vial comprende una sola calle, que va desde detrás del castillo hasta la plaza de la villa, si bien toma diferentes nombres, mantenidos a lo largo de los siglos; Ravalla, de Dalt, de la Font y Major. Hay tres callejuelas transversales y tres sin salida o callejón sin salida.
El desnivel hace que en algunas callejuelas encontremos escaleras, y con el aprovechamiento del suelo podemos imaginar fácilmente la Conesa Medieval.
A conesa la belleza
Conesa, como muchos pueblos y villas, tiene un renombre, "la vejez", aunque los conesinos aceptan las dos variantes: "la vejez" y "la belleza". Normalmente este adjetivo lo escribimos con "b", para destacar su atractivo, tal y como aparece escrito en el "Romancer" de Milán y Fontanals.
«De Conesa, la belleza;
 de Segura, la mesura;
 de Savalla, el medio cuartano;
 saltimbanquis en Guimerà».
("Romancer" - Milán i Fontalals)
Sin embargo, los conesinos también aceptan el renombre de "la vejez" por su historia y antigüedad, ya referenciada desde los inicios de Cataluña, y de la que son buena muestra los hallazgos de fósiles, sepulcros ibéricos, ceràmica romana, topónimos góticos y árabes que hablan de muchos siglos de población.
Lugares de interés
Portal de Santa María
El Portal de Santa Maria es una de las entradas más emblemáticas en el recinto amurallado de Conesa. Conserva la estructura medieval original, con arcos de piedra perfectamente definidos. Atravesarlo es cómo adentrarse en un pueblo que ha sabido mantener su esencia intacta a lo largo de los siglos.
Plaça Major
La Plaça Major es el corazón de la vida social y cultural de Conesa. Rodeada de casas de piedra y porches, conserva todo el encanto de los pueblos medievales de la Conca de Barberà. Durante las fiestas locales se convierte en punto de encuentro para vecinos y visitantes.
Casa de la Vila y museo el Forn de Pa
El edificio de la Casa de la Villa destaca por su fachada tradicional y su valor histórico. En el interior se encuentra el Museo El Horno de Pan, que conserva el horno comunal donde antes se cocía el pan del pueblo. Hoy es un espacio museístico que muestra la vida cotidiana de otros tiempos y la importancia de los trabajos tradicionales.
Iglesia de Santa María
La Iglesia de Santa María, de origen gótico, preside con solemnidad el casco antiguo de Conesa. Su interior destaca por la sencillez y armonía de las líneas arquitectónicas. Es uno de los principales testimonios de la historia religiosa y cultural del municipio.
Cal Gallard
Esta antigua casa noble es una de las más destacadas del casco histórico. Conserva elementos arquitectónicos originales, como arcos y dinteles de piedra trabajada. Paseando por delante, es fácil imaginar cómo era la vida en Conesa siglos atrás.
Café Sindicat
El Café Sindicat es uno de los espacios más emblemáticos del pueblo, punto de encuentro y conversación de los vecinos durante décadas. Su fachada, de aire popular, mantiene viva la memoria de los antiguos cafés rurales. Todavía hoy conserva aquella atmósfera cálida y cercana tan característica de los pequeños pueblos.
Call Jueu
El Call Jueu de Conesa recuerda la presencia de la comunidad judía en la edad media. Sus calles estrechas e irregulares conservan el encanto de un trazado antiguo y misterioso. Es uno de los rincones con mayor historia y personalidad del pueblo.
Font Vella
Situada a la salida del núcleo, la Font Vella ha estado durante generaciones punto de agua y reunión de los habitantes. Su entorno, rodeado de naturaleza y tranquilidad, la convierte en un espacio ideal para descansar y refrescarse. Aún hoy, simboliza la conexión de Conesa con su entorno natural.
Portal Reial o de Sant Antoni
El Portal Reial o de Sant Antoni es otro de los accesos históricos al recinto amurallado. Destaca por su solidez y por la sensación de acogida que ofrece al visitante. Junto al Portal de Santa Maria, forma parte del conjunto patrimonial más importante del pueblo.
Lavadero público
El lavadero de Conesa es una muestra viva de la vida cotidiana tradicional. Durante años fue un espacio de convivencia en el que las mujeres lavaban la ropa y compartían historias. Hoy, perfectamente restaurado, es una ventana abierta a la memoria colectiva del pueblo.
Creu de Terme
La Cruz de Término se alza elegante a la entrada del pueblo como símbolo de bienvenida y protección. Datada del siglo XVI, muestra un trabajo de piedra de gran belleza y precisión. Es uno de los elementos más queridos del patrimonio local.
Ermita - Hospital de Sant Antoni
La antigua ermita-hospital de Sant Antoni, situada en las afueras de Conesa, recuerda su función asistencial durante la edad media. Era un espacio de acogida para viajeros y peregrinos que atravesaban la zona. Hoy, restaurada, sigue siendo un lugar lleno de historia y espiritualidad.
Evolución
Este espacio simbólico representa la transformación y crecimiento del pueblo a lo largo de los siglos. Es un punto que invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y la identidad de Conesa. Una muestra de cómo tradición y modernidad pueden convivir en armonía.
Ca la Escarola
Casa tradicional de piedra, conserva todo el encanto de la arquitectura rural catalana. Sus paredes y ventanas cuentan historias de generaciones que han vivido entre campos y viñedos. Es una de las muchas joyas escondidas del casco antiguo.
Huerto de los Frailes
El Hort dels Frares es un espacio verde lleno de encanto, herencia del antiguo huerto conventual. Hoy es un rincón tranquilo ideal para pasear o descansar rodeado de naturaleza. Sus vistas al pueblo y los campos son de una belleza serena y auténtica.
Campanario y Racó del Mossèn
El campanario, visible desde lejos, es uno de los símbolos más reconocibles de Conesa. A su lado, el Racó del Mossèn ofrece un espacio íntimo y pintoresco, con mucho encanto local. Juntos forman una de las imágenes más características y fotografiadas del pueblo.
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