¡Anoia es tierra de castillos!

¡Anoia es tierra de castillos!
En lo alto de una colina o esperándonos al final de un camino, la comarca del Anoia es territorio de castillos y torres de vigilancia, recuerdo de un pasado medieval convulso que ha dejado su huella en forma de edificios llenos de historia. Surgidas para defender el territorio en un momento de lucha, estas construcciones de la Edad Media son un buen punto de partida para conocer el pasado de la comarca y de Cataluña.
Si desea recorrerlas y conocer todas las historias que esconden estas fortificaciones, se dispone de una aplicación para móviles “Anoia, terra de castells” donde, mediante una recreación histórica, se pueden explorar las vivencias de diferentes personajes reales y complementarlas con datos de los elementos patrimoniales y turísticos de los castillos y los municipios donde están situados. La app permite vivir una experiencia en tiempo real, ya que para conocer el desenlace de la historia deberá desplazarse hasta el mismo castillo. Allí se puede descargar un audio que contiene una pequeña representación teatralizada con la que adentrarnos en los hechos escondidos detrás de la historia del castillo.
Visitar Anoia es descubrir una comarca diversa a medio camino entre Montserrat, los viñedos del Penedès y la Plana de Lleida. El hecho de ser un espacio de frontera favoreció la construcción de las torres y castillos que fueron escenario de la reconquista y la forestación de las tierras, pasando más adelante a ser centros administrativos y lugar de residencia de las familias feudales de la zona, primero de familias como Claramunt, Tous, Òdena o Montbui y posteriormente los Cardona.
Algunos de los castillos de la comarca también cuentan con la opción de realizar una visita guiada por su interior de la mano de un profesional. Toda la información necesaria para organizar su ruta por Anoia la puede encontrar en anoiaturisme.cat.
Rutas temáticas para descubrir los Castillos
Para facilitar la exploración de este rico patrimonio, se han creado diversas rutas temáticas que permiten a los visitantes descubrir los secretos de los castillos de la Anoia:
Ruta 1: La herencia de Guifré el Pilós (siglos XI-XII)
En la época de Guifré el Pilós, la comarca del Anoia se incorporó a sus condados, pero 100 años después aún no era un territorio seguro. La frontera entre cristianos y sarracenos era débil y constantemente traspasada por las espadas, lo que afectaba especialmente a los colonos.
En la primera mitad del siglo XI, los herederos de Guifré intentaron retener el territorio fomentando forestación, construyendo fortificaciones y lanzando ofensivas cuando era posible. Sin embargo, a mediados del siglo XI la situación cambió: el aumento del poder condal y la fragmentación del Califato de Córdoba en taifas no provocó un avance de la frontera, sino su estancamiento. Los condes preferían cobrar tasas en las taifas y expandirse hacia Occitania.
En el siglo XII, los condados catalanes ya eran fuertes y decidieron rasgar la frontera del sur. Durante estos 150 años, grandes personajes – nobles, obispos, guerreros y diplomáticos – dejaron su huella en el Anoia, protagonizando luchas memorables.
Ruta 2: A la sombra del Rey Jaime I (De las luchas internas a la conquista de nuevos territorios)
El siglo XIII fue clave para los castillos de Anoia y sus habitantes: la comarca pasó de ser una tierra de frontera a convertirse en la cuna de conquistadores de los reinos sometidos por Jaime I. La baja nobleza anoiense, que ejercía de castlana (guardiana) de los castells sin ser propietaria, vio en la expansión una oportunidad de enriquecimiento y gloria militar. Mientras, Jaime I, inicialmente cuestionado por los nobles (incluyendo a los anoienses), se consolidó como la figura central de estos tiempos gracias a su liderazgo en la conquista.
La actual Anoia se convirtió en un mostrador de ajedrez donde cuatro poderes competían: los Claramunt dominaban el centro y sur de la comarca; los Cardona extendían su control sobre Òdena y Castellolí; el rey poseía tierras en Piera y Cabrera; y la Iglesia protegía sus intereses en Igualada y el extremo sur de Piera. En ese juego de poder no faltaron pactos, traiciones, crímenes y hazañas audaces.
La lucha por el control de Anoia marcó el futuro del país. ¿Cómo superó a Jaume I las revueltas nobiliarias? ¿Cómo protegió al abad de Sant Cugat Igualada de los señores vecinos? Si desea descubrir las respuestas, adéntrate en la constelación de historias entrecruzadas del siglo XIII en el Anoia.
Ruta 3: Al servicio de Pedro el Ceremonioso (siglo XIV)
El siglo XIII había sido el estallido del poder catalán en el Mediterráneo: Jaime I había incorporado Mallorca y Valencia, su hijo Pedro II añadió Sicilia, y su nieto Jaime II, Cerdeña. Sin embargo, el reparto de los reinos entre los hijos de los monarcas provocó enfrentamientos internos.
Pedro III el Ceremonioso, en el siglo XIV, centró sus más de 50 años de reinado en reunificar todas las posesiones de la familia. A su muerte, era rey de Aragón, de Mallorca, de Valencia, de Cerdeña y de Córcega, conde de Barcelona, de Rosellón y de la Cerdaña, y duque de Atenas y de Neopatria. Para lograrlo, tuvo que enfrentarse con Castilla y Génova.
La comarca del Anoia se mantuvo al margen de los escenarios de batalla, lo que beneficiaba a la población civil, pero preocupaba a la nobleza militar. Las rentas de los castillos no eran suficientes, y los nobles necesitaban las ganancias de la guerra. Por eso, muchos se enrolaron al servicio de la Corona, ocupando cargos públicos en el Principado o en las nuevas posesiones. Así, en el siglo XIV, los nobles anoienses se encontraban repartidos por Mallorca, Cerdeña y Sicilia.
Pero, ¿es realmente cierto que sus luchas por el poder no llegaron hasta el Anoia?