Los refugios antiaéreos de Barcelona
Ahora que está tan de moda el debate sobre la memoria histórica en España, es un buen momento para recordar la Guerra Civil y su impacto en Barcelona.
Desde femturisme.cat hemos querido publicar una ruta dedicada especialmente a los refugios antiaéreos que se construyeron en la ciudad condal, la visita de los cuales no deja indiferente a nadie.
En este enlace puedes consultar el mapa interactivo que ha creado el Ayuntamiento de Barcelona con la ubicación y características de los refugios antiaéreos que hay en Barcelona actualmente.
Un poco de historia
Barcelona fue la primera ciudad bombardeada sistemáticamente contra la población civil en una guerra durante la Guerra Civil Española por los ejércitos aéreos alemanes e italianos. Algunos historiadores dicen que estos bombardeos fueron un entreno previo a la Segunda Guerra Mundial por parte de los ejércitos nazis, pero lo que sí es bien cierto, es que la sociedad civil y las autoridades del momento tuvieron que movilizarse contra un peligro que les amenazaba día y noche.
La Generalitat de Catalunya, concretamente desde la Junta de Defensa Pasiva de la Generalitat, encargó a Ramon Perera, un ingeniero de 31 años que era miembro de la Junta, el diseño de un sistema que permitiese a la población refugiarse de los ataques aéreos.
La solución que Ramon Perera encontró más efectiva en aquel momento, era bajo tierra. Se trataba de la construcción de refugios antiaéreos a unos cuantos metros bajo tierra a los que se podía acceder a través de la escalera de un bloque de pisos o desde la misma calle. Pero este modelo de refugio, era más que un refugio: se trataba de construcciones con vuelta catalana de obra vista para resistir la fuerza de las bombas y entradas en ziga-zaga para protegerse de la onda expansiva de la metralla. Un diseño de defensa pasiva que en su momento no convencía a todos, porqué el ruido de las bombas hacía que la gente pensara que aquello caería en cualquier momento. Pero la realidad es que la comunidad de ingenieros y arquitectos actualmente los califica como estructuras muy avanzadas en su tiempo y la prueba es su alta efectividad, ya que según los historiadores, de momento no se conocen víctimas mortales dentro de estas construcciones.
La construcción de los refugios, unos 1400 solo en Barcelona, se llevó a cabo gracias a la colaboración de toda la población, en aquel momento, todos se sentían arquitectos: los hombres construían, mientras las mujeres y los niños sacaban los escombros al exterior. Ingenieros de otros países como Cyril Helsby, quedaron tan impresionados por estas construcciones que incluso algunos fueron a Barcelona para observarlos en primera persona.
Después de la Guerra Civil, Perera pudo salvar parte de la documentación de la Junta de Defensa Pasiva –que fue enviada junto con otros archivos a Salamanca- y después, como muchos otros republicanos, se fue al exilio. En Perpiñán, la Cruz Roja le facilitó el poder escribir cartas al extranjero y contactó con Helsby, quien le ayudó a refugiarse en Londres sin tener ningún papel ni documentación, todo un privilegio para un exiliado, pero que tenía la solución de la protección de los ciudadanos londinenses en una Guerra Mundial a punto de estallar.
No obstante, el gobierno conservador británico del momento apostó al final por el Modelo Anderson, una especie de construcción metálica que se instalaba en los jardines de las casas, en contraposición al Modelo Barcelona de Perera, que el gobierno tachaba de obras para que la población se volviera cobarde y gandula, hecho que no había ocurrido nunca en Barcelona. El resultado del Modelo Anderson fue catastrófico, ya que no todos tenían jardín para instalarlo en su casa y los que lo podían hacer, se encontraban con unas construcciones que protegían de la metralla pero no de las bombas. Informes confidenciales de la época, que han salido a la luz recientemente, reconocen que el hecho de no haber adoptado el Modelo Barcelona, fue un fracaso, porqué en Londres murieron más de 40.000 personas, ocho veces más que todas las víctimas durante la Guerra Civil en toda Cataluña.
Como curiosidad, cabe decir que Perera acabó trabajando en la industria de guerra, él, el hombre que había salvado tantas vidas.
El refugio 307 del Poble Sec
El refugio 307 del Poble Sec se encuentra situado en el pie de la montaña de Montjuïc y es uno de los más grandes. Los vecinos del barrio excavaron 400 metros de túnel asesorados por arquitectos. El refugio se iluminaba mediante luces de petróleo y tenía una capacidad para 2000 personas que se sentaban en bancos de madera. El barrio fue uno de los más castigados por los bombardeos aéreos, hasta el punto que una misma familia había perdido su vivienda dos o tres veces mientras estaba refugiada bajo tierra, y al final acababa viviendo en uno de los refugios de la ciudad.
Hace años, la movilización vecinal, permitió que el refugio no cayera en el olvido. Ahora, gracias a su restauración, todo el mundo puede ver este importante vestigio del pasado inmediato de nuestro país.
Actualmente, el MUHBA Museu d'Història de Barcelona gestiona el refugio y hacen visitas guiadas para escolares entre semana y para particulares los fines de semana. Hace falta estar al caso de las actividades especiales que el Museo organiza durante las diferentes épocas del año. La visita discurre por las distintas estancias del refugio –una fuente con una cisterna de agua, la cocina, la farmacia donde se curaba a los heridos para aislarlos del resto de ocupantes del refugio…- y evoca a las sensaciones de los que un día estuvieron allí encerrados –el olor y la sensación de humedad, el ruido de las gotas de agua, el sonido de una sirena y de radios… mientras se explica que la gente que se refugiaba allí estaba realmente en unas condiciones dramáticas, ya que probablemente tenían familiares fuera y mientras estaban bajo tierra estaban totalmente desinformados de lo que pasaba en la calle y después cuando salían se la encontraban llena de heridos y cadáveres.
El refugio de la Plaça del Diamant
En el barrio de Gracia, donde se construyeron unos noventa refugios, encontramos el de la famosa Plaça del Diamant. Este refugio se redescubrió en el 1992 gracias a la construcción de una estación eléctrica y a una historiadora que tenía pruebas de su existencia y, después de diferentes trabajos de recuperación, fue reabierto en el 2006 al público. La humedad y la temperatura han permitido que este refugio sea uno de los más bien conservados.
Con una capacidad para 200 personas y hundido 12 metros bajo tierra, hay unos 250 metros de túneles estrechos que recorren el subsuelo de la plaza y de la calle de les Guilleries. Las paredes y el techo son de ladrillos y aún se pueden ver los sanitarios del refugio de la plaza Joanic, los bancos de piedra, la enfermería e incluso las marcas del humo de las velas que los vecinos llevaban para iluminarse cuando entraban en el refugio después de oír la sirena de una de las fábricas cercanas que les alertaba de un bombardeo inminente.
En las visitas, los visitantes participan activamente, ya que interpretan el papel de las personas que se escondían en estos refugios. Es necesario concertar las visitas.
El refugio de la Plaza de la Revolución
En la misma vila de Gracia encontramos otro refugio, menos importante y en peores condiciones que el anterior. Desde la plaza, en concreto desde la cuarta planta del parking, se accede por una pequeña puerta que no siempre está abierta. Hay visitas esporádicas impulsadas por el distrito de Gracia.
En este caso, el refugio quedó al descubierto al hacer las obras de la remodelación de la plaza.
Se puede visitar una parte de lo que fue en su momento. El refugio está bien iluminado, pero el olor y la humedad que hay son bastante fuertes.
Lo que se puede visitar es solo una parte muy pequeña del antiguo refugio formada por una galería y dos salas de enfermería, en la entrada de las cuales aún se puede ver la inscripción “CURAS”. Originalmente ocupaba toda la plaza, a una profundidad de unos 11 metros, con tres pasadizos y tres galerías que tenían cableado eléctrico. La amplitud de los pasadizos oscilaba entre 1,6 y 2 metros y al contrario de los otros dos refugios, las paredes estaban revestidas de yeso con estantes para colocar medicamentos e instrumental médico. Los bancos adosados al muro aún se pueden ver. El techo en vuelta, está sujetado por un sistema de vigas de hierro.
El refugio del Palau de les Heures
Este refugio presenta un magnífico estado de conservación e incluso mantiene intacta la instalación eléctrica, aunque adaptada a los tiempos modernos. No obstante, su visita está condicionada a la aceptación de la petición de los visitantes por parte de la Universidad de Barcelona y la Diputación de Barcelona (propietaria del Palau de les Heures).
Este refugio tiene un especial interés histórico por ser el que aseguraba al presidente de la Generalitat del momento, Lluís Companys, durante los bombardeos a la ciudad. El presidente había ido a vivir a este palacio ya que se ubicaba lejos de los objetivos estratégicos perseguidos por la aviación franquista.
El acceso es fácil desde una puerta metálica situada en el subterráneo del palacio y bajando unas escaleras que llevan a un túnel con una vuelta de hormigón y paredes de ladrillos de unos 40 metros de longitud, unos 1,15 metros de amplitud y unos 2,15 metros de alto. La construcción tiene una gran consistencia y calidad técnica que incluye también un pozo de ventilación.
Otros refugios
Hay muchos otros refugios en Barcelona que se pueden visitar, pero el problema de la política cultural y la titularidad privada que tienen muchos de ellos impiden que estén abiertos con normalidad al público. Solo se puede acceder a ellos si se alegan determinados motivos como la investigación o rodaje de producciones audiovisuales.
También es interesante comentar que a falta de refugios para toda la población, muchos ciudadanos también aprovechaban los pasadizos y las estaciones de metro y tren para convertirlos en refugios improvisados. La estación de Plaza Universidad es un ejemplo claro de este doble uso de las estaciones.
¿Cómo llegar?
Refugio 307:
- En Metro: parada Paral·lel (L2 y L3)
- En Autobús: líneas urbanas 20, 21, 24, 36, 57, 64, 91, 121 y 157.
- En Funicular: funicular de Montjuïc (parada Paral·lel)
Refugio de la Plaça del Diamant y Refugio de la Plaça de la Revolució:
- En Metro: parada Fontana (L3)
- En Autobús: líneas urbanas 22, 24, 28, 39, 87, 92, 114 y 116.
- En FGC: parada de Gràcia
Refugio del Palau de les Heures:
- En Metro: parada Mundet (L3)
- En Autobús: autobuses urbanos 10, 27, 60, 73 y 76 y, desde Badalona, B16 i B19.
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